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Reportaje:Beatificación de víctimas de la Guerra Civil

Obispos y Gobierno se 'relajan' en Roma

El portavoz episcopal afea a un peregrino que llevara una bandera preconstitucional

Enric González

"Misericordia, reconciliación y convivencia pacífica". Esas fueron las palabras con las que Benedicto XVI exhortó a los asistentes, tras la ceremonia de beatificación de 498 españoles asesinados por su fe. Fue un acto multitudinario frente a la gran basílica vaticana, sobre cuya escalinata ofició la misa el cardenal José Saraiva. En la homilía, cuidadamente discreta, no hubo menciones a la Guerra Civil, a la República o al franquismo.

En un gran mural desplegado en la fachada de San Pedro, con las imágenes de los beatificados, se hablaba de "mártires del siglo XX", y al siglo XX, de forma genérica y como período abundante en persecuciones religiosas en el conjunto de Europa, apuntaron todas las menciones. "Este no ha sido un proceso o acto político, sino estrictamente religioso", insistió el jesuita Juan Antonio Martínez Camino, portavoz de la Conferencia Episcopal Española. "¿Por qué no hay beatificados entre los religiosos asesinados en el bando franquista? Pues porque nadie ha reclamado para esos casos, y yo conozco varios, el inicio de un proceso de beatificación", dijo.

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Los obispos no deseaban que la ceremonia de ayer avivara debates ni reflejara algún tipo de alineamiento político, mucho menos con la extrema derecha. Entre las numerosas banderas españolas había algunas preconstitucionales, y el mismo Martínez Camino se encaró con un hombre que portaba la enseña con el águila franquista. "¿Esa bandera de dónde es?", preguntó Martínez Camino, según su propia reconstrucción del incidente. "Es la bandera española", respondió el hombre. "No, no lo es", dijo el jesuita. Siguió un tenso intercambio de palabras. Otro asistente que llevaba la bandera con el águila resultó ser italiano.

También, lejos de San Pedro, hubo un incidente marginal frente a la iglesia de San Eugenio. Ayer era el aniversario de la marcha de Benito Mussolini sobre Roma, y el grupo italiano de extrema izquierda Militant convocó una manifestación "contra la beatificación de 498 franquistas". Varias personas participaron en una confusa reyerta ante las puertas de la iglesia.

En el Vaticano, el ambiente resultó apacible. El cardenal Saraiva, prefecto de la Congregación para la Causa de los Santos, leyó en castellano la carta papal por la que los 498 obispos, sacerdotes, religiosos y laicos quedaron inscritos en el registro de los beatos. Su memoria se celebrará, de forma colectiva, el 6 de noviembre. Los españoles leyeron después los nombres correspondientes a cada diócesis.

El Gobierno español fue representado en la ceremonia por el ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos; el embajador ante la Santa Sede, Francisco Vázquez; el subsecretario de Exteriores y Cooperación, Luis Calvo; y la directora general de Asuntos Religiosos, Mercedes Rico. El sábado por la noche se celebró en la embajada española ante la Santa Sede una cena a la que acudieron la representación gubernamental y los cardenales españoles en diócesis y en la curia vaticana. El ambiente fue "muy relajado", dijo un testigo. En un breve discurso, Moratinos calificó de "histórica" la beatificación de 498 españoles. En nombre de los cardenales le respondió Antonio María Rouco Varela, arzobispo de Madrid, con palabras igualmente amables.

Los peregrinos españoles exhibieron en la plaza de San Pedro los retratos de los nuevos beatos de la Iglesia católica española.
Los peregrinos españoles exhibieron en la plaza de San Pedro los retratos de los nuevos beatos de la Iglesia católica española.GORKA LEJARCEGI

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