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Reportaje:

¿Tsunamis en España? Pues sí

En 1755 un maremoto arrasó Cádiz y Huelva y murieron 1.240 personas - España carece de un sistema de alerta ante una gran ola, advierten los expertos

Tsunami es una palabra japonesa, pero eso no implica que los destructivos maremotos se den solo en el Pacífico. Cádiz y Huelva sufrieron el 1 de noviembre de 1755 los efectos de una enorme ola devastadora tras un terremoto en una falla en el Atlántico a 400 kilómetros de la costa. Pese a que vivía mucha menos gente en la costa que hoy, hay documentadas 1.240 muertes por la ola. Los científicos no saben si podría repetirse el año que viene o dentro de 500, pero dado el poder destructivo de este fenómeno, reclaman un sistema de alerta.

El seísmo del día de Todos los Santos de 1755 ha quedado para la historia como el terremoto de Lisboa. Destruyó la ciudad y en Portugal fallecieron unas 12.000 personas. La falla Marqués de Pombal, 400 kilómetros al suroeste del Cabo San Vicente, se movió y generó un seísmo de magnitud entre 8,3 y 8,5 en la escala Richter, según han reconstruidos después los científicos, explica Emilio Carreño, jefe de la Red Sísmica del Instituto Geográfico Nacional (IGN). "El temblor se sintió hasta en Alemania y casi todas las catedrales con torre de la Península sufrieron daños", añade Carreño.

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El seísmo generó un tsunami. En los acantilados del Algarve apenas produjo daños, pero en la zona entre Cádiz y Huelva, con marismas bajo el nivel del mar, azotó con fuerza. "La primera ola llegó a Huelva a los 45 minutos y a Cádiz a los 60. Aunque hay debate y hay quien cree que en Cádiz llegó a medir 12 metros de altura, hay una marca de 6,5, que es mucho", añade.

Solo en Ayamonte (Huelva) hubo unos 400 ahogados. En Cádiz, el Gobernador mandó cerrar las puertas de la muralla tras la primera ola, lo que salvó vidas. Desde entonces, cada 1 de noviembre sale en la ciudad la virgen de la Palma en procesión, en agradecimiento por, supuestamente, haber parado las aguas. El suceso generó tanta alarma y sorpresa que está bien documentado.

Mauricio González, investigador del Grupo de Ingeniería Oceanográfica y Costas la Universidad de Cantabria experto en tsunamis, señala que el de 1755 no fue un caso aislado. "Según el catálogo de tsunamis europeo, más de 18 terremotos tsunamigénicos han sido históricamente documentados entre el 300 antes de Cristo y 1900" en el golfo de Cádiz. En 1531 hubo uno cuyo origen fue un terremoto de aproximadamente 8 en la escala de Richter. En el Mediterráneo, los tsunamis son menos destructivos, pero pueden suponer un riesgo para bañistas y zonas bajas en verano. En 2003, uno llegó a Mallorca tras un terremoto frente a Argelia y produjo daños en embarcaciones.

A partir del tsunami de Indonesia, en 2004, los científicos comenzaron a estudiar el fenómeno y cómo predecirlo. Un proyecto europeo con investigadores de la Universidad de Cantabria, la de Barcelona, Puertos del Estado y el IGN permitió conocer las potenciales fuentes de generación de tsunamis que afectan a la costa española y el impacto que tendrían. Además, se ha instalado una boya en el golfo de Cádiz.

Sin embargo, como explica González, "aún no existe un sistema de alerta de tsunamis". "En Japón alertaron a la población aunque en algunos puntos solo pasaron 15 minutos desde el terremoto hasta que llegó la ola. Eso hizo que las víctimas sean la décima parte que en el de Indonesia de 2004", añade.

Esta carencia podría desencadenar, explica González, una situación paradójica: "El sistema de detección de la Unesco, con sede en París, permitiría a España enterarse de que ha ocurrido un tsunami lejano (en Grecia o Turquía) o cercano (Argelia o golfo de Cádiz), pero no se sabría que hacer con esta alerta".

González ha modelado el eventual impacto de un tsunami en Cádiz. Con la población viviendo en la costa los resultados no son tranquilizadores. Que "un gran tsunami afecte a la costa española puede ocurrir mañana o dentro de 100 años". Es cuestión de tiempo.

Nucleares fuera de zona sísmica

Toda Europa revisará la seguridad de sus centrales nucleares, especialmente la resistencia ante grandes terremotos superiores a lo previsto. Es algo que ocurrió en Japón en 2007 y que ha vuelto a ocurrir en 2011 en Fukushima. Las nucleares españolas están situadas fuera de la zona de mayor sismicidad de la Península (en el sureste). Sí hubo una central planificada en Águilas (Murcia) pero fue abandonada con la moratoria nuclear. El Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) afirma en su web que no hay ninguna dentro del mapa "de peligrosidad sísmica correspondiente a un periodo de retorno aproximado de 500 años". Para diseñar las centrales se han tenido en cuenta los máximos terremotos: el de Lisboa de 1755, de magnitud 8,5, y el de Arenas del Rey (Granada), del 25 de diciembre de 1884 y de magnitud 6,7.

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