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Entrevista:

"Un asteroide de dos kilómetros hizo el cráter de Zaragoza hace 35 millones de años"

Al menos 150 cráteres debidos a impactos de bólidos celestes, como el que acabó con los dinosaurios, se han identificado ya en la tierra, explica Michael Rampino. Este geólogo estadounidense, que se opuso al principio a esta atrevida teoría del impacto de hace 65 millones de años, y que se convenció después, a la vista de las pruebas cada vez más abrumadoras, es ahora un experto reconocido internacionalmente en el estudio de cráteres formados por choques de cuerpos celestes con la Tierra. Ha venido a España para reconocer el cráter de Azuara, en Zaragoza, producido por un bólido hace 35 millones de años.Sobre la mesa de su colega Francisco Anguita, profesor de la Universidad Complutense, Rampino, de 49 años, examina dos piedras de caliza con unas extrañas estrías, como raspaduras profundas: "Solo un meteorito puede producir estas marcas", dice. "Ésta procede de Belice, de las proximidades del cráter de Yucatán: del impacto de hace 65 millones de anos que provocó la extinción de los dinosaurios; la piedra salió disparada por el choque. Esta otra es de Azuara y tiene las mismas señales de impacto".

Pregunta. ¿Cómo sería el meteorito de Azuara?

Respuesta. El cráter tiene 30 kilómetros de diámetro, fue descubierto hace unos años por Kord Erntson. Calculamos que el cuerpo que lo produjo mediría unos dos kilómetros de diámetro. La onda de la explosión tendría un alcance de mil kilómetros a la redonda y destruiría todo; en ese radio la temperatura sería suficientemente alta, centenares de grados, como para quemar todo. Fue hace 35 millones de años. El cráter de Yucatán tiene 200 kilómetros de diámetro y el cuerpo que impactó mediría unos 10 kilómetros.

P. ¿Son corrientes cráteres así?

R. En España es el único hasta ahora, pero se han encontrado ya unos 150 impactos en todo el mundo, de diversos tamaños, desde algunos pequeños, como el de Arizona, hasta de 200 kilómetros, como el de Yucatán. Y cada día se identifican más porque estamos aprendiendo a encontrarlos.

P. ¿Qué tamaño mínimo tiene que tener un bólido para hacer un cráter en la superficie terrestre?

R. Un poco más de unos 50 metros de diámetro, pero también depende de su composición, de si es hielo como los cometas o roca o hierro.

P. ¿Cabe imaginar un fenómeno en la Tierra como el tren de fragmentos del cometa Shoemaker-Levy 9 que chocó contra Júpiter en 1994?

R. Sí, es un acontecimiento normal en la historia del Sistema Solar. Júpiter es mucho más grande que la Tierra, su atracción gravitatoria es mayor, es un blanco más fácil y probablemente recibe impactos más a menudo que este planeta. Pero hay un rastro de ocho cráteres alineados a lo largo de 800 kilómetros en EE UU, desde Kansas hasta Illinois, producidos hace unos 300 millones de años por un tren de fragmentos como el Shoemaker-Levy 9 sobre Júpiter, pero de fragmentos más pequeños.

P. ¿Que impacto tendría en la Tierra?

R. Los, fragmentos del Shoemaker-Levy 9 tenían unos pocos kilómetros de diámetro y generaron unas manchas en la atmósfera de Júpiter del tamaño de la Tierra. Ésto nos confirma que el impacto de un gran asteroide puede generar polvo que se distribuye por toda la atmósfera terrestre, cubre el cielo y bloquea la luz solar; se enfría la superficie del planeta durante unos meses y ello afecta a las plantas y animales produciendo extinciones en masa.

P. ¿Sería útil la red de telescopios propuesta por algunos astrónomos para vigilar esos cuerpos celestes amenazantes?

R. Si mañana nos golpea algo tan grande como el cuerpo que chocó hace 65 millones de años, desde luego se produciría una extinción masiva. Un cuerpo más pequeño, del tamaño de un edificio, destruiría todo Madrid... Los astrónomos proponen observar el cielo para buscar los objetos que hay ahí fuera, así podríamos calcular las órbitas y predecir si en el futuro alguno va a coincidir con la Tierra en el mismo momento y en el mismo lugar.

P. ¿Si se conociera una amenaza así, se podría hacer algo?

R. Cabría pensar en medidas para evitarlo, como disparar un misil nuclear, hacerlo estallar cerca del bólido y desplazarlo de su trayectoria para que no chocase contra nosotros. La tecnología para ello no está muy lejos.

P. ¿Los impactos, al menos los grandes, alteran completamente la vida en la Tierra?

R. Tienen un papel muy importante. Hace 65 millones de años desaparecieron hasta el 70 por ciento de las especies, incluidos los dinosaurios. Se producen extinciones masivas como ésa cada cien millones de años. Y esto se relaciona con el registro geológico. La historia de la vida, de la evolución está puntuada por este tipo de acontecimientos catastróficos. Pero si la extinción es destructiva también es constructiva porque después florecen nuevas formas de vida a partir de los supervivientes, que tienen nuevas oportunidades de colonizar los ecosistemas. Cuando desaparecieron los dinosaurios se hicieron dominantes los mamíferos, que habían sido hasta, entonces muy pequeños y poco importantes.

P. ¿Pueden los impactos influir también en la geología a gran escala?

R. Lo estamos investigando. Los impactos grandes pueden provocar volcanismo por la enorme cantidad de energía implicada. El terremoto que agitaría la Tierra tras el impacto que hizo el cráter de Yucatán sería de magnitud 12. No se han medido terremotos superiores a ocho y pico, así que imagínese un terremoto de magnitud casi un millón de veces mayor que el de San Francisco a pricipios de este siglo; crujiría toda la Tierra, surgirían volcanes...

P. ¿Pudo originarse la Luna en un impacto de este tipo?

R. Sí, un enorme impacto de un cuerpo del tamaño de Marte. Esta es actualmente la teoría más popular acerca del origen de la Luna. En los primeros tiempos del Sistema Solar se habría producido una colisión entre nuestro planeta y un objeto tan grande que saldría disparado mucho material de la superficie terrestre; ese material en órbita iría agregándose hasta formarse la Luna. Esto explicaría la ausencia de hierro en la Luna: al formarse el planeta, el hierro fundido se habría ido al centro mientras que el choque arrancaría material exterior del que se formaría la Luna.

P. ¿Los impactos han seguido siendo un fenómeno relativamente corriente a lo largo de la historia, del planeta?

R. Sí, pero la probabilidad de impacto era muy grande al principio de la historia del sistema solar, cuando hay muchos objetos en el espacio, y luego cada vez más pequeña.

P. ¿Por qué hay reticencia entre los geólogos para admitir el papel de los impactos en la historia de la Tierra?

R. Hay, una larga tradición en geología favorable a la idea del cambio gradual, idea que se originó en la respuesta a los conceptos del siglo XVIII de catástrofes bíblicas, sobrenaturales. La reacción de la geología como ciencia fue defender el cambio gradual. Ahora vemos que el cambio geológico puede ser lento normalmente pero con acontecimientos de cambio muy rápido.

P. ¿Cómo se investigan los impactos?

R. Se estudia el registro geológico, y muchos indicios: los cráteres, las piedras con estrías características o las partículas minerales, que indican que fueron sometidas a presiones tan altas que sólo pueden explicarse por el choque de un cuerpo a alta velocidad. Luego se pueden hacer simulaciones por ordenador para ver qué pasa, por ejemplo, si un cuerpo de 10 kilómetros de diámetro viajando a 20 kilómetros por segundo choca contra la Tierra.

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