_
_
_
_
_

La 'E. coli' dispara la tensión entre Rusia y la Unión Europea

El veto de Moscú a las hortalizas de la UE crispa sus relaciones y desata en ese país reacciones nacionalistas - Los analistas ven motivos políticos tras el conflicto

Pilar Bonet

El veto ruso a las importaciones de hortalizas de la Unión Europea amenaza con marchitar la cumbre semestral entre los líderes de la UE y Rusia, que se celebra el jueves y el viernes en la ciudad de Nizhni Nóvgorod, a las orillas del río Volga. Los esfuerzos por superar la crisis antes de la reunión del jefe del Estado, Dmitri Medvédev, con los presidentes del Consejo y la Comisión, Herman Van Rompuy y José Manuel Durâo Barroso, respectivamente, han sido infructuosos y, a menos que se produzca un compromiso que permita desbloquear el tema, Moscú y Bruselas podrían deslizarse hacia una guerra comercial. Para levantar la prohibición, Rusia exige aclarar el origen de la bacteria E. coli, que ha matado a 27 personas e infectado a 2.897, según el Centro Europeo de Control de Enfermedades.

"Nosotros no podemos envenenar a nuestra gente", dijo Putin
Los medios rusos publican sátiras sobre el "pepino asesino"
Más información
Alemania encuentra la bacteria en los brotes sospechosos de una granja en Baja Sajonia
Una cooperativa de Málaga demanda al Gobierno de Hamburgo por la crisis del pepino
Rusia levantará el veto a las hortalizas europeas a cambio de que Bruselas dé garantías certificadas
Alemania concluye al fin que la soja fue el origen de la 'E. coli'
Rusia levanta el veto a las importaciones de verduras de España

Rusia prohibió el 30 de mayo las hortalizas de Alemania y España y el 2 de junio amplió las restricciones a todas las comunitarias. Bruselas pidió que las medidas fueran abolidas de inmediato por considerar que eran "desproporcionadas" y contrarias a la Organización Mundial de Comercio (OMC), en la que Rusia no ha ingresado aún. Sin embargo, el primer ministro Vladímir Putin rechazó airadamente el argumento, según el cual el veto contradice el espíritu de la OMC. "No sé qué espíritu contradice esto, pero los pepinos, tras cuya ingestión muere la gente, apestan verdaderamente", dijo Putin el pasado viernes. "Esperamos que nuestros socios nos digan por lo menos cuál es el origen de esta infección", dijo, aunque "ellos mismos no pueden aclararse sobre lo que pasa". "Nosotros no podemos envenenar a nuestra gente", sentenció. La UE es el mayor socio comercial de la Federación Rusa, que importa productos agrícolas comunitarios por 3.000 millones de euros anuales. De esta suma, 600 millones corresponden a hortalizas, con importaciones directas de España de 22 millones. Las verduras españolas constituyen también una parte notable de los 200 millones que se compran a Holanda.

En diversas ocasiones, el Kremlin ha utilizado argumentos sanitarios como medio de presión sobre otros países. La atención que el problema merece a Moscú parece ir ahora también más allá de la preocupación por la salud de los ciudadanos y, según observadores europeos, tiene componentes políticos, como los tuvieron en su día el veto a los vinos y agua mineral de Georgia o las restricciones a los vinos de Moldavia. Medios comunitarios opinan que Rusia puede estar tratando de mejorar su posición con la OMC, con la que negocia para su ingreso desde los noventa. Varios sectores de la economía rusa, entre ellos la agricultura, son reticentes al ingreso en la OMC, por lo que la medida puede tener también un toque populista en vísperas de las elecciones parlamentarias del próximo diciembre.

La crisis de las hortalizas ha provocado comentarios de corte nacionalista y también jocosos. Refiriéndose al jefe de la Delegación de la UE en Rusia, Fernando M. Valenzuela, el periódico Moskovski Komsomoletz escribía que si el "respetable representante de la UE tuviera oportunidad, obligaría por la fuerza a los funcionarios rusos a comerse los famosos pepinos españoles". El poeta Dimitri Bykov hizo una mordaz sátira en la que Guenadi Oníshchenko, el jefe del Servicio de Sanidad de Rusia (SSR) figura como principal defensor de la patria contra el "pepino asesino" y las "verduras extranjeras", lo que provoca la necesidad de cultivar verduras rusas que serán regadas abundantemente con la "basura" de las televisiones estatales.

El responsable ruso de Sanidad, Guenadi Oníshchenko, desmintió que el veto a las hortalizas se hubiera hecho extensivo a las bayas y fresas europeas. En una reunión con la embajada española, funcionarios del SSR confirmaron que no había habido una prohibición expresa, pero la Asociación de Mayoristas de Rusia denunció la existencia de una ordenanza interna del SSR para retirar bayas y fresas de los mercados. "En estos momentos no hay restricciones", dijo Oníshchenko. Algunos camiones procedentes de España y de Grecia se encontraron con dificultades en la frontera rusa porque los aduaneros no sabían si la prohibición se aplicaba a las fresas y a las bayas, manifestaron fuentes comunitarias.

Lo que pesa Rusia

- Sobre unas exportaciones españolas totales de frutas y hortalizas de 9,5 millones de toneladas, Rusia es un mercado secundario, con solo 165.000 toneladas. Para el conjunto de la UE absorbe más de 1,5 millones de toneladas, con Holanda, Francia o Italia.

- Rusia interesa al sector de frutas y hortalizas por su gran ritmo de crecimiento, explica la federación Fepex. En los últimos años, el crecimiento ha sido de dos dígitos y las perspectivas a corto plazo van en esa dirección.

- Rusia es un mercado relativamente cercano. Por su clima, hay una serie de productos donde siempre será deficitario.

- De las 165.000 toneladas exportadas en 2010, las hortalizas supusieron 23.000 toneladas (con 8.000 toneladas de tomates y 5.000 de pepinos). Las frutas representan algo menos 141.000 toneladas; entre ellas 32.000 de melocotones y 26.000 de nectarinas. Los cítricos constituyen un producto en ascenso, de momento con 4.000 toneladas. V. MATÉ

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_