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Un hombre mata a su madre, su esposa y su hijo y ataca a otras dos hijas en Toledo

El autor de los asesinatos se quitó la vida arrojándose desde el noveno piso de una casa

"El hombre no podía aguantar más. Y hoy debió de pensar que hasta aquí habíamos llegado". Es la explicación que daba una vecina de El Real de San Vicente (Toledo), donde Gregorio Ramos Rubio, El Culebro, de 59 años, mató ayer a hachazos a su madre, Salvadora Rubio, de 92 años; a su esposa, Julia Castro Illán, de 58, y a su hijo David, de 27. Posteriormente, se trasladó a Talavera de la Reina y se suicidó tirándose desde un noveno piso tras herir a sus hijas Eva y María. Los vecinos creen que estaba harto del agobio que le suponía cuidar a sus familiares, aquejados de largas enfermedades.

Parece que todo empezó sobre las cinco de la madrugada en la localidad de El Real de San Vicente, en las estribaciones de la sierra de Gredos. Nadie oyó nada, aseguran los vecinos, pero Gregorio Ramos acababa con la vida de su madre, su mujer y uno de sus hijos.

Tras perpetrar la matanza, Gregorio se puso al volante de su furgoneta y se dirigió al piso que sus hijas Eva, de 25 años, y María, de 22, ocupan en Talavera de la Reina, a unos 25 kilómetros de El Real de San Vicente. Habían pasado dos horas, Gregorio entró en el piso de sus hijas, a las que atacó con un hacha, posiblemente mientras dormían. Eva sufrió heridas muy graves. Su hermana María recibió varios cortes en el cuero cabelludo.

Después de atacar a las dos jóvenes, Gregorio Ramos se arrojó al vacío desde una ventana de la vivienda, sita en la novena planta. Como consecuencia del brutal impacto, murió en el acto.

Los servicios de emergencia acudieron al lugar acompañados de la policía local, que inició las investigaciones con la convicción de que el hombre había muerto como consecuencia de un atropello y que el automovilista causante del mismo se había dado a la fuga. Al registrar el cadáver, la policía descubrió el carné de identidad de la víctima y así conoció que se trataba de un hombre domiciliado en el municipio de El Real de San Vicente, por lo que avisó a la Guardia Civil con objeto de que se pusiera en contacto con su familia.

La Guardia Civil acudió a la vivienda de la calle del Cementerio de El Real de San Vicente, sin que nadie respondiera a sus llamadas. La policía de Talavera de la Reina hizo gestiones en esta ciudad para tratar de localizar a algún pariente del fallecido.

La policía descubrió que Gregorio Ramos era padre de dos jóvenes domiciliadas en la calle del Conde de Peromoro, la misma calle donde yacía la víctima. Al llamar a la vivienda, salió a abrir a los agentes una joven mal herida y ensangrentada. Posiblemente se trataba de Eva, una de las dos hijas del parricida, que logró llegar a rastras hasta la puerta. Si Eva y su hermana María no murieron fue porque a su padre se le rompió el mango del hacha con que las atacó. María, empleada en el hipermercado Carrefour, está ingresada en estado muy grave. Eva tiene lesiones de carácter leve.

Sobre las doce de la mañana, la Guardia Civil regresó a la vivienda familiar de El Real de San Vicente para comunicar lo que había sucedido horas antes en Talavera de la Reina. Nadie contestó. Se avisó entonces a los bomberos, que irrumpieron en la casa a través de una ventana. Así fue como se descubrieron los cadáveres de la nonagenaria Salvadora Rubio, de Julia Castro Illán, de 58 años, y del joven David, de 27 años.

Los vecinos del pueblo creen que Gregorio Ramos decidió acabar con toda su familia después de cuidar de ella durante años. Su anciana madre padecía Alzheimer, su hijo David sufría fuertes depresiones, y su hermana María de las Nieves había fallecido meses antes después de sufrir durante 22 años una enfermedad renal que le obligó a un largo tratamiento de hemodiálisis.

Jubilado por enfermedad

Gregorio Ramos, ex conductor de autobuses, estaba jubilado por enfermedad, hacía trabajos esporádicos y se ocupaba del cuidado de toda la familia. Hace varios años, los médicos le diagnosticaron un tumor en la cabeza, según varios vecinos, quienes aseguran "que ahora estaba muy bien". "No entendemos lo que le ha podido ocurrir. Era un hombre muy bueno. Pero se le ha debido ir la cabeza, y es comprensible hasta cierto punto si tenemos en cuenta la vida que llevaba para cuidar a toda su familia", afirma una vecina.

Antonio Rubio, alcalde de San Vicente del Real, un pueblo de calles empinadas habitado por unos mil vecinos, convocó ayer tarde una sesión extraordinaria del ayuntamiento. Todos los concejales acordaron por unanimidad decretar tres días de luto en señal de duelo por la muerte de la familia. Al mismo tiempo, la corporación municipal ordenó la suspensión de los actos festivos del Carnaval.

Una veintena de hombres y mujeres recorrieron a las ocho de la tarde de ayer las principales calles del pueblo al compás de una música fúnebre y con unos fusiles de madera del revés. Se trata de una ceremonia conocida como La Soldadesca, una especie de cofradía que debía haber salido en procesión en un ambiente festivo, ya que es habitualmente el arranque de los Carnavales. Sin embargo, en esta ocasión cambió los sones alegres por un toque de difuntos. El desfile fúnebre se detuvo junto a la iglesia para rezar una oración en memoria de las víctimas.

Imagen de la casa donde se suicidó el parricida, ubicada en la calle Cementerio.
Imagen de la casa donde se suicidó el parricida, ubicada en la calle Cementerio.GORKA LEJARCEGI

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