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Reportaje:

Los modelos sociales de Europa y EE UU se miden en la crisis

¿Más solidaridad o más competitividad? No es incompatible - El éxito de los países nórdicos enseña al Viejo Continente el camino para afrontar la globalización

Andreu Missé

La mala sombra de la recesión se alarga de manera imparable desde Estados Unidos hacia Europa. Los políticos se han vuelto cautos y han renunciado ya a fijar una fecha para la recuperación económica. Hay que ir olvidando que el buen tiempo llegaría en la segunda mitad de 2009. La tormenta financiera provocada por las hipotecas de alto riesgo que estalló en agosto pasado en Estados Unidos ha contagiado también a numerosos bancos europeos y empieza a afectar a la economía real. Nadie se atreve a pronosticar hasta dónde se hundirá el barco.

Esta primera crisis global pone de relieve una distinta capacidad de respuesta en las dos orillas del Atlántico. Europa parece mejor equipada, especialmente menos endeudada que Estados Unidos, lo que le permite una mejor navegación. Al menos hasta el momento esto es lo que está sucediendo y muchos lo atribuyen al modelo social europeo, especialmente el de los países nórdicos de la Unión.

La destrucción de empleo es intensa en EE UU. En la UE sube la ocupación
Un sistema médico muy caro deja fuera a 45 millones de estadounidenses
Dinamarca, Suecia y Finlandia brillan en la clasificación de competitividad
El modelo europeo tiene problemas de viabilidad por el envejecimiento

Un primer elemento diferencial es la distinta evolución del empleo. Desde el pasado diciembre, Estados Unidos viene perdiendo empleo a un ritmo que oscila entre 60.000 y 90.000 puestos de trabajo cada mes. Desde principios de año, la economía estadounidense, que ocupa a 137 millones de personas, ya ha destruido 438.000 puestos de trabajo, según la Oficina Estadísticas Laborales.

Por el contrario, las empresas europeas no han dejado de crear nuevos puestos de trabajo a pesar del clima adverso. Durante el primer trimestre de este año la economía europea, que ocupa a 226 millones de ciudadanos, ha generado 753.000 nuevos empleos netos, según Eurostat. El comisario de Asuntos Económicos y Monetarios, Joaquín Almunia, está persuadido de que "a pesar de la crisis, la Unión Europea continuará creando empleo en los próximos años". Las previsiones de la Comisión Europea indican que entre 2008 y 2009, la UE contará con tres millones más de ocupados, que se sumarán a los 7,5 millones de puestos creados entre 2006 y 2007.

También Philippe de Buck, secretario general de la patronal europea, BusinessEurope, destaca los 10 millones de empleos creados por las empresas europeas durante los últimos tres años y cree que "a pesar de las circunstancias se añadirán otros dos millones adicionales de nuevos empleos en 2008".

Ann Mettler, directora ejecutiva de Lisbon Council, un centro de análisis de referencia en Bruselas, afirma que "el modelo social europeo funciona mejor, ha incorporado a muchas mujeres y proporciona más bienestar a las personas". Pero advierte de que "tiene un problema de sostenibilidad debido al envejecimiento, por lo que precisará la integración adecuada de inmigrantes".

En su opinión, el modelo social europeo es también más eficiente "si se tiene en cuenta que da cobertura a todas personas, mientras que el de Estados Unidos, que es el más caro del mundo, margina a 45 millones de personas, a las que no da ningún tipo de cobertura".

Aunque destacadas instituciones como el World Economic Forum y la escuela de negocios IMD sitúan todavía a Estados Unidos como la economía más competitiva del mundo, la realidad es que Suiza, Dinamarca, Suecia, Alemania y Finlandia le pisan los talones. En términos estrictamente comerciales, la economía europea exhibe un alto nivel de competitividad que se pone claramente de manifiesto en la creciente penetración de sus productos en el mercado estadounidense y a la vez con una reducción de las compras europeas al otro lado del Atlántico.

Así, desde el año 2000 y a pesar de la fortaleza del euro, las exportaciones europeas a Estados Unidos han aumentado sostenidamente, mientras que al mismo tiempo se han reducido las importaciones procedentes de EE UU. El saldo comercial favorable a la UE ha aumentado desde 32.000 millones de euros a 80.000 millones entre 2000 y 2007. La parte de león de esta superioridad comercial europea la constituyen nada menos que la maquinaría, los vehículos y los productos químicos, de la que casi la mitad corresponde a Alemania.

Durante el mismo periodo, el peso de las exportaciones de la UE a Estados Unidos sobre el total ha descendido del 28% al 21%. La globalización es un hecho y Europa ha aumentado sus intercambios cada vez con más fuerza con los países emergentes como Rusia, China, India y Brasil.

Quizá el aspecto que mejor refleja la globalización es el incremento de las inversiones extranjeras de EE UU a la UE, que han pasado de 11.500 millones en 2004 a 144.508 en 2007. Mientras que en el mismo periodo las inversiones europeas en la economía estadounidense han crecido a un ritmo más moderado, al pasar de 15.500 millones a 112.600. El saldo de 31.000 millones a favor de Estados Unidos revela que en cierta medida parte del empleo creado en la Unión es gracias a la inversión generada por los fondos estadounidenses.

Poul Nyrup Rasmussen, ex primer ministro de Dinamarca y presidente del Partido de los Socialistas Europeos (PSE), sostiene que "no es una coincidencia que los Estados de bienestar más fuertes, las sociedades escandinavas, figuren entre las economías más competitivas". Rasmussen considera que la razón está en que las sociedades de bienestar invierten en la educación y en la formación de las personas y tienen políticas activas que ayudan a los trabajadores a pasar de un empleo a otro, y en donde el diálogo social entre trabajadores, empresarios y Gobiernos es esencial para lograr una buena productividad y una elevada cualificación".

Éstas son las características del modelo social europeo, que los países nórdicos han desarrollado de manera más eficiente. El secreto, según Rasmussen, está en "trabajar de manera más inteligente, no más dura, no con bajos salarios, sino con elevada cualificación". En su informe La Nueva Europa Social, realizado junto a Jacques Delors, argumenta que "en la economía competitiva y globalizada de hoy no puede haber garantía de un trabajo de por vida". "Pero", añade, "a lo que nosotros, como socialistas y socialdemócratas, nos hemos comprometido es a garantizar el empleo a lo largo de toda la vida laboral. Esto implica proporcionar medios para reemplear a las personas durante los periodos de paro". Es la llamada flexiguridad, que implica la máxima facilidad para el empresario para despedir junto a la total garantía del Estado para proporcionar una nueva formación y una recolocación segura.

Los ministros de Economía de la Unión están dedicando especial atención a analizar la importancia de la educación y el grado de eficiencia de los recursos empleados en la formación. Uno de los resultados más llamativos es que los mejores resultados obtenidos en los países nórdicos de la UE dependen mucho más de la eficiencia y la efectividad del gasto que de su cuantía. Finlandia es el país que obtiene mejor puntuación, con un gasto en educación más bien modesto, del 2,5% del PIB, muy inferior al de España, que dedica el 3,5%, y que junto a Italia y Portugal registra los peores resultados. Estados Unidos figura también con una puntuación muy pobre, aunque tampoco arriesga muchos recursos para la enseñanza.

Los malos resultados de la educación en Estados Unidos se reflejan también sobre las expectativas futuras del empleo. Las proyecciones de los sectores que experimentarán un mayor crecimiento de la demanda de puestos de trabajo entre 2006 y 2016 son elocuentes. Encabezan la lista los vendedores al detalle, que durante este periodo pasarán de 4,4 a 5 millones; los empleados de cajas (de 3,5 a 3,3 millones); los camareros, (de 2,3 a 2,6 millones); los servicios a clientes (de 2,2 a 2, 7 millones); las enfermeras (de 2,5 a 3 millones); los administrativos (de 3,2 a 3,6 millones); la preparación de comidas y las comidas rápidas (de 2,5 a 2,9 millones).

El modelo social americano no puede desligarse de su espantoso mundo carcelario. En 2008, Estados Unidos cuenta con la mayor población reclusa del mundo, 2,2 millones de personas en prisión, mucho más que China, 1,5 millones, a pesar de que este país tiene una población casi cuatro veces mayor. Si se cuentan las personas en libertad condicional o provisional, la población afectada es de 7,2 millones. La tasa de presos en Estados Unidos es de 738 por 100.000 habitantes, seis veces mayor que la de la Unión Europea, que es de 124. José María Zufiaur, miembro del Comité Económico Social de la UE, con una larga trayectoria sindical en la Unión General de Trabajadores (UGT), señala: "Lo que se gastan los americanos en prisiones es lo que nosotros, en Europa, nos gastamos en desempleo".

Pero el modelo social europeo también está en cuarentena. "Nacido después de la II Guerra Mundial como un pacto histórico entre capitalistas y trabajadores, el modelo social europeo fue forjado entre la democracia cristiana y la socialdemocracia, en un escenario en que la Unión Soviética era muy fuerte", explica el eurodiputado socialista Alejandro Cercas. "En 1989 cayó el muro de Berlín", añade, "y el equilibrio social se fue deteriorando". Desde dentro también las ideas liberales de Tony Blair y el ex primer ministro holandés, Wim Kok, completaron el trabajo.

Para Zufiaur, la crisis del modelo se percibe en el aumento de la desigualdad. "En los dos últimos decenios, la participación de los salarios en el Producto Interior Bruto de la UE ha descendido 11 puntos. Los salarios medios no progresan e incluso en algunos países decrecen". En su opinión, la crisis de la dimensión social proviene del escaso desarrollo propiamente social, en relación con los avances en la integración económica.

El secretario general de la Confederación Europea de Sindicatos (CES), John Monks, lo dice con otras palabras: "La Europa social se bate en retirada, y no será una sorpresa si las voces que piden más proteccionismo [comercial] se hacen más estridentes. El apoyo del mercado único depende del apoyo que se dé a la Europa social".

Cuatro sentencias del Tribunal Europeo de Justicia, de 2007 y 2008, los casos Laval, Viking, Ruffert y Luxemburgo, han deslindado limpiamente los campos. Para los jueces ha prevalecido el derecho del libre establecimiento de empresa sobre el derecho de huelga o los acuerdos de los convenios colectivos. Igualmente, los convenios colectivos de los países de origen, es decir, de los inmigrantes, priman sobre los de acogida, generalmente mejores. Es el dumping social por vía jurisprudencial. Por si quedaban dudas, la directiva de retorno de inmigrantes y el intento de consagrar la jornada laboral de 60 horas semanales terminan de pintar la cara fea de la Europa social. Una de las razones que se invocan para explicar esta evolución es la ampliación de la UE a los países del Este, que ha supuesto un refuerzo del pensamiento liberal tanto en el Tribunal como en el Parlamento Europeo. Otra es la falta de impulso por parte de la izquierda para promover más directivas sociales que podrían haber condicionado la decisión de los jueces en otro sentido.

Para Zufiaur, no obstante, hay que "desmitificar las delicias de la flexiguridad, porque para que funcione se necesita una tasa de sindicación del 80% e impuestos del 50%. Además, desde que se aplica se ha reducido la productividad. En Dinamarca, los sindicalistas exigen controlar el plan de formación, quieren verlo y asegurase de su utilidad", asegura un alto cargo de la Comisión.

La paradoja es que mientras en Europa muchas miradas se dirigen a la otra orilla en busca de inspiración para dinamizar su organización económica y social, Estados Unidos ha optado por prácticas intervencionistas en defensa de Bear Stearns y de Fannie and Freddie's, que parecen más propias del pasado europeo.

Son evidentes las deficiencias del sistema europeo, pero Mettler está convencida de que "a pesar de la retórica empleada por algunos grupos de interés, modernizar el modelo social europeo no tiene nada que ver, y nunca ha tenido que ver, con el objetivo de importar el modelo social de Estados Unidos".

En cualquier caso, estas intervenciones financieras de última hora revelan las deficiencias anteriores del sistema que tanto ha despreciado e ignorado las regulaciones. Como recordó Almunia en Washington, "nosotros en Europa no tenemos los problemas de Estados Unidos con el mercado hipotecario de las suprimes, nuestro mercado hipotecario está estructurado de una manera muy diferente, con reglas sobre los préstamos mucho más estrictos".

Fabian Zuleeg, analista senior de Europea Policy Center (EPC), plantea que "para poder decidir qué política social queremos y la que se necesita a nivel europeo, necesitamos un debate entre los stakeholders y los ciudadanos mucho más intenso". Su propuesta es que "el punto de arranque del debate sobre la Europa social debería ser la próxima campaña electoral de las elecciones europeas de 2009 y ésta debería ser la tarea clave de la próxima Comisión". Pero en su opinión, este debate debería darse también en los Estados miembros y "evitar las reacciones populistas contra la reacción de la Comisión".

La crisis ha dejado en el paro a miles de trabajadores en EE UU.
La crisis ha dejado en el paro a miles de trabajadores en EE UU.AP

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