_
_
_
_
_

Un portero de discoteca afronta 13 años de prisión por violar a una menor sin hogar

El acusado, que trabaja en un local de la Villa Olímpica de Barcelona, niega los hechos

La Fiscalía pide trece años de prisión para un portero de un local de la Villa Olímpica de Barcelona acusado de violar a una menor magrebí sin hogar que estaba intoxicada tras haber pasado la tarde consumiendo hachís e inhalando disolvente.

Hoy se ha celebrado en la Audiencia de Barcelona el juicio contra el presunto violador, Wilson Rubén C., que sigue trabajando de portero en un local de ocio de la Villa Olímpica y no ha permanecido ni un día en prisión preventiva, aunque la menor lo identificó sin dudas fotográficaente y en una rueda de reconocimiento en el juzgado.

La chica, que ahora tiene 17 años, ha vuelto a ratificar hoy la denuncia que hizo en su día en su declaración en el juicio, al que ha acudido en solitario, sólo acompañada por tres agentes del Servicio de Atención a la Víctima (SAV) de los Mossos d'Esquadra y sin que ninguna institución represente sus intereses como acusación particular, pese a tratarse de una menor desamparada.

Según el relato de la menor, que en la época vivía en una casa de acogida, la violación ocurrió la noche del 9 de septiembre, cuando entró a utilizar los lavabos de un local de la Villa Olímpica de Barcelona en un evidente estado de intoxicación, tras pasar la tarde fumando hachís e inhalando disolvente.

Al salir del local, un portero del establecimiento que se percató de que iba descalza le llamó la atención y se la llevó a un lugar cercano mientras le advertía de que llamaría a la policía, momento en el que, según la versión de la chica, entró en escena el procesado y dijo que iba a hacerse cargo de ella.

De acuerdo con la versión de la denunciante, tras golpearle en la cabeza con su "walkie talkie", la subió a su coche y se la llevó a un callejón sin salida, situado en una "zona de fábricas desde la que se veía el Fórum", donde la violó tras entregarle 70 euros que la chica tiró al suelo.

"Estaba muerta de miedo", ha explicado la menor, que ha asegurado que el portero la abofeteó cuando ella intentó resistirse a la violación. Después de la agresión sexual, la chica se bajó del coche y, mientras se vestía, reaccionó poniéndose a bailar, ante la sonrisa del procesado. "Debió de pensar, mira ésta majareta, no me va a denunciar", ha apuntado la denunciante.

Al día siguiente, cuando se encontraba en su habitación del centro de acogida donde vivía, ha añadido la menor, recordó "todo lo que había pasado", por lo que decidió denunciar los hechos a sus educadores y a la policía.

Ante los agentes, la menor dio detalles que permitieron identificar al procesado, como su descripción física, la del tatuaje que llevaba en un brazo o las características del coche en que presuntamente tuvo lugar la violación.

No obstante, el procesado ha mantenido hoy que nunca ha visto a la menor y ha insistido en que lleva nueve años trabajando de noche, sin problema ninguno. La defensa del presunto violador ha tratado de desmontar el relato de la víctima durante su interrogatorio y ha apuntado a que la menor pudo ser víctima de una alucinación, debido al consumo de drogas, dado que un mes antes había estado internada en un centro psiquiátrico por un episodio de enajenación mental.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_