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Reportaje:Ser madre en...

IRÁN | "Ni la sociedad ni el Estado nos ayudan lo suficiente"

Después de los avances en salud materno-infantil de las dos últimas décadas, las mujeres iraníes piden políticas de conciliación

"Ni la sociedad ni el Estado nos ayudan lo suficiente para compatibilizar trabajo y maternidad. Se necesitan guarderías públicas que nos permitan ejercer [nuestras profesiones] sin depender de la buena voluntad de nuestros familiares", opina Artemis Razmipour. Como otras muchas jóvenes madres iraníes, esta profesora se ha beneficiado de los grandes avances que ha hecho su país en la sanidad materno-infantil durante las dos últimas décadas. Pero ahora que la atención perinatal es universal, piden más. Desearían contar con unas políticas de conciliación que no les obliguen a elegir entre la familia y el trabajo.

Razmipour tenía claras sus prioridades desde el principio. Aunque se casó siendo aún estudiante universitaria, a los cuatro meses ya estaba de vuelta en clase, "a veces con la niña al hombro", apunta. Lo suyo es vocacional. Por eso, nada más acabar la carrera, empezó a trabajar. "No he permitido que la maternidad frene mi desarrollo profesional", asegura.

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Su pequeña nació en el Hospital Milad de Teherán, un centro público donde su parto fue atendido por un médico, como es lo habitual en Irán. Un 95% de los 1,3 millones de los niños que nacen cada año en el país lo hacen en hospitales. "No tuve ningún problema. Fueron un embarazo y un parto normales", recuerda. Y sobre todo, deseado.

Irán, el segundo país más poblado de Oriente Próximo con 72 millones de habitantes, cuenta con un eficaz servicio estatal de planificación familiar y las mujeres casadas tienen acceso a la contracepción. Así que la media de hijos por mujer está por debajo de los dos, aunque el actual presidente, el ultraconservador Mahmud Ahmadineyad, quiere promover una natalidad más alta y anima a las familias a que tengan seis hijos.

"De momento me parece que ya es suficiente con uno; veremos en el futuro", afirma Razmipour, que toma la píldora para evitar nuevos embarazos. Si ahora volviera a tener un hijo, no dispondría de baja maternal porque trabaja de forma privada, dando clases particulares y no dispone por tanto de cobertura social.

En Irán, desde 2007, las trabajadoras que cotizan al servicio de seguridad social tienen derecho a 24 semanas de baja maternal, con un 66,75% de su salario. Con anterioridad, el permiso estaba limitado a 16 semanas. Esa ampliación fue una de las medidas "a favor de las mujeres" que introdujo Ahmadineyad durante su primer mandato. Otras adelantaron su edad de jubilación y les permiten reducir su jornada de trabajo. Sin embargo, los sectores más progresistas le han acusado de reforzar el papel tradicional de la mujer como madre y esposa, en detrimento de su desarrollo profesional. Se quejan, como Razmipour, de la falta de suficientes guarderías públicas.

Ella tiene suerte porque cuenta con la ayuda de sus suegros y de una tía para cuidar a la niña cuando tiene trabajo. "En el preescolar, sólo tiene tres horas de clase diarias y pagar una guardería, que son todas privadas, cuesta entre 2 millones y 2,5 millones de riales (entre 150 y 185 euros) al mes. Es muy caro", explica.

Esa traba, unida a factores culturales y legales (la mujer necesita autorización del marido para trabajar), contribuye sin duda a que la presencia de las mujeres iraníes en la fuerza laboral (el 33% en 2006) sea pequeña en comparación a su nivel educativo (representan el 65% de los universitarios).

* El informe de Save the Children de 2010 clasifica a 160 países a través de indicadores de la salud, la educación o las condiciones económicas de madres y niños. Los países están divididos en tres grupos, en cada uno de los cuales se miden parámetros distintos: I: más desarrollados; II: menos desarrollados; y III: los de menor desarrollo.

Artemis Razmipour, en su casa en Teherán.
Artemis Razmipour, en su casa en Teherán.ÁNGELES ESPINOSA

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