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Reportaje:

Las vacas se parecen a los coches más de lo que se cree

Flatulencias y estiércol del ganado representan el 5,75% de las emisiones en EspañaLa ganadería es un masivo contribuyente al calentamiento global. Una vaca lechera europea emite cada día tantos gases nocivos como un coche en unos 50 kilómetros

Andrea Rizzi

Los de los coches no son los únicos tubos de escape que amenazan el planeta: el 5,75% de los gases de efecto invernadero echados al aire en España en 2005 tuvo su origen en el ganado, en forma de estiércol o flatulencias. Eso por lo menos dice el inventario de gases de efecto invernadero publicado recientemente por el Ministerio del Medio Ambiente. Se trata de datos en línea con los europeos e inferiores a los de países en desarrollo, en los que la agricultura pesa más y la industria, menos. Nada mal las vaquitas, ¿verdad?

Pero eso no es todo. O, para ser más precisos, no es ni la mitad del problema. ¿Qué pasaría si se agruparan todas las emisiones que ocasiona la ganadería, incluyendo la deforestación que se produce para ofrecer pastos al ganado en muchas zonas del planeta, la producción de fertilizantes y piensos, el procesamiento de la carne, etcétera?

La respuesta es que se llegaría a sumar el 18% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero. Más de la mitad, por estiércol y fermentación entérica. Quien lo dice no es un grupo de activistas vegetarianos, sino la Organización Mundial para la Agricultura y Alimentación (FAO) en su estudio La larga sombra del ganado. Al leerlo, se desvanece enseguida la sensación de que el tema sea una graciosa e irrelevante curiosidad.

"La atención mediática está constantemente enfocada sobre coches, energía, industria... Eso está muy bien. Sin embargo, hay que tomar conciencia de que hay también otros sectores que contribuyen masivamente al calentamiento global", observa en una entrevista telefónica desde Roma Henning Steinfeld, quien dirigió el equipo de científicos que firma el estudio. Y hay motivos para hacerle caso.

Puede despertar incredulidad que la ganadería cause más emisiones que el transporte (responsable del 14% de las emisiones globales y del 21% en Europa), tal y como afirman los autores del estudio. Pero hablando con ellos, y con otros expertos, las dudas se despejan.

Si se toman las emisiones directas de una vaca lechera europea y se comparan con las de un coche medio calculadas por el Grupo Intergubernamental sobre Cambio Climático, el resultado es sorprendente: esa vaca emite en un día lo mismo que ese coche en unos 50-60 kilómetros. En España hay unos 60 millones de cabezas de ganado. Entre ellas, 6,6 de bovinos.

¿Cómo puede el ganado hacer tanto daño con su digestión? Eso se debe a que los gases que emite -metano y óxido nitroso- son mucho más dañinos que el CO2. Cada gramo de óxido nitroso hace tanto daño como 296 de CO2. Basta poco para calentar mucho.

Esa sustancia, además, no sólo es emitida por el estiércol, sino también por los suelos agrícolas, que en parte se cultivan para crear alimento para el ganado. Añadiendo el peso de esa parte de suelo agrícola, la ganadería -sola- ya sobrepasa el 7% de las emisiones totales en España.

Jan Eric Petersen, experto de la Agencia Europea del Medioambiente, no se sorprende ante las cifras del estudio. "En Europa, la agricultura causa un 10% de las emisiones. La ganadería representa buena parte de esa cuota

. Si se añaden emisiones por deforestación, producción de fertilizantes, etcétera, el resultado crece. Si encima se considera que en nuestra economía la agricultura pesa mucho menos que en otras...". El 18% no queda lejos.

"Es un problema serio, claro que sí", dice Ignacio Sánchez, jefe de área de la Oficina de Cambio Climático española. "Aunque no sea el principal en los países desarrollados, es un tema serio". Serio y que crece: en 2050, el sector doblará su tamaño, aunque en Europa se haya estabilizado. La esperanza es que no lo haga a través de deforestaciones, una lacra que echa CO2 por todos los poros.

"Cuando se tala o quema un bosque, se libera a la atmósfera el carbono capturado en la vegetación", explica Petersen. "Además, el suelo queda luego más expuesto al sol, lo que acelera la descomposición de la materia orgánica". La ganadería tiene a que ver con eso. En América Latina, la FAO estima que el 65% de las tierras deforestadas acaban siendo pastizales.

"La ganadería contribuye masivamente al calentamiento global. Su potencial papel en la solución es de la misma escala", cierran los de FAO. ¡Ojo a las vacas! También.

Soluciones para un sector indispensable

En un mundo que pasa mucha hambre, la solución al problema del calentamiento global evidentemente no es estrangular la ganadería. Unos 1.300 millones de personas viven de ella; muchas más se alimentan gracias a ella. Además, cuando no causa deforestación, "la ganadería contribuye muy positivamente al mantenimiento del medio ambiente", como subraya Petersen.

Entonces: ¿Se puede hacer algo? Steinfeld y sus colegas hacen propuestas. "La alimentación del ganado es un factor fundamental. A través de ella se pueden reducir de manera muy significativa las emisiones. Una apropiada gestión del estiércol también ofrece resultados importantes", dice Steinfeld.

"Y claro está: ante el aumento de la población ganadera, para evitar ulteriores deforestaciones, habrá quizá que promover formas de ganadería intensiva", prosigue.

Pero ¿hay actualmente en marcha políticas adecuadas para lograr estos objetivos?

"La respuesta es, claramente, no", dice Steinfeld. "En algunas zonas el problema se toma más en serio. En Europa, por ejemplo. Pero en líneas generales, no. Hay que reconocer que es difícil, porque mucha gente pobre vive de esto".

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Sobre la firma

Andrea Rizzi
Corresponsal de asuntos globales de EL PAÍS y autor de una columna dedicada a cuestiones europeas que se publica los sábados. Anteriormente fue redactor jefe de Internacional y subdirector de Opinión del diario. Es licenciado en Derecho (La Sapienza, Roma) máster en Periodismo (UAM/EL PAÍS, Madrid) y en Derecho de la UE (IEE/ULB, Bruselas).

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