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Jordi Cuesta

La apresurada carrera de un diseñador español

La historia profesional de Jordi Cuesta, uno de los diseñadores de moda habituales en las tiendas de lujo españolas, belgas y holandesas, es un caso notable de precocidad. A los 21 años presentó en Barcelona su primera colección, y en cuestión de horas, los compradores acapararon su obra. Desde entonces hasta hoy, en que ya ha cumplido los 27, su carrera ha ido como un meteoro. Lo tiene casi todo: empresa propia, suministradores exclusivos de telas, una sólida y fiel clientela y un creciente renombre internacional, que desembocará dentro de poco en uno de los grandes sueños de los modistas de todo el mundo: abrir tienda en una avenida privilegiada de Manhattan.

Aunque nació en Barcelona, Jordi Cuesta aprendió su primer idioma y sus primeras letras en Holanda, adonde se trasladó su familia hasta que cumplió 11 años. A su regreso a España, se matriculó en unos cursillos de delineación industrial, pero pronto se cansó de la mucha teoría y la poca práctica, y, a lo 17, decidió emplearse como chico para todo en una tienda de ropa barcelonesa, casualmente una de las pioneras en modernidades. "Allí trabajé como escaparatista, ayudante de compras y vendedor". Fue precisamente esta última faceta de tan varia do empleo la que más le serviría en su carrera posterior: "Vendiendo trajes a las señoras, entendí lo que querían". Este chico avispado y despierto tomó buena nota de las preferencias textiles del mujerío y decidió hacer carrera con ellas.Estudió patronaje industrial como paso imprescindible para transformar en productos de consumo las mil ideas creado ras que bullían en su cabeza. Y así, a los 21 años, presentó su primera colección en Barcelona, firmada y rubricada, gracias al aporte económico de una empresa en la que trabajada como diseñador textil. La primera pasarela fue un éxito, pero rechazó las ofertas y emigró al extranjero. "Si no rompía entonces, ya no lo habría hecho, y necesitaba ver otras culturas, otras modas, otros estilos". Volvió a Holanda, pero fue en Caracas donde abrió su primera tienda. Allí aprendió lo que le faltaba por saber y, en 1983, con 23 años pudo presentarse codo a codo con los grandes en el Salón de Moda del Mediterráneo. "Me lo compraron todo", recuerda.

Eso le animó a lanzarse en serio y, con tres millones de pe setas que le prestó un amigo creó su propia empresa, aunque la instaló en su domicilio porque era más barato. En la salita de estar se fraguaron los diseños que después asombrarían a los empresarios, y al lado de la cocina los primeros clientes se probaron los trajes de noche. A partir de ahí vino la ampliación de la firma con una plantilla fija de empleados, los contratos con talleres, la exclusividad de las telas, la presencia en el mercado nacional y la promoción en el exterior.

Jordi Cuesta, que ha asistido a las II Jornadas Profesionales del Diseño de Moda celebradas en Madrid por el Ministerio de Industria y Energía, ha acogido con notable entusiasmo el proyecto de creación de la Plataforma de Diseñadores Españoles, un intento serio de difundir corporativamente la imagen de la moda española en el exterior, al igual que hacen los franceses, los italianos y los alemanes.

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