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Reportaje:

Cada cuatro horas muere un obrero español

Cada cuatro horas muere un obrero español en accidente laboral, mientras otros 130 sufren heridas de diferente consideración. Pero el accidente, por súbito e inesperado que sea, nunca es debido al azar; en las jornadas exhaustivas, las malas condiciones técnicas de algunas empresas y la situación personal del trabajador residen los factores decisivos que hacen de este país uno de los que más altas cifras de accidentes laborales arroja, y que suponen económicamente una pérdida equivalente a la totalidad de ingresos por turismo y cuatro veces superior a lo que aportan los trabajadores españoles en el extranjero. Sobre ello informa

La naturaleza de estas condiciones personales que hacen de un individuo carne de accidente han sido estudiadas a lo largo de seis años por un equipo de personas decididas a obtener una radiografía in situ de la vida laboral española. Un médico, un ingeniero, una asistente social y un equipo de técnicos programadores, dirigidos por el sicólogo Francisco Linaza han elaborado un informe que permite considerar toda una gama, hasta ahora desatendida, de caracteristicas que configuran a la persona más abocada a sufrir accidentes: la que cuenta con una menor capacidad intelectual práctica y unas reacciones sicomotoras lentas, las que tienen problemas familiares, mayor número de hijos pequeños, las personas extrovertidas y las inestables emocionalmente, las qué tienen relaciones insatisfactorias con su jefe, las que tienen una visión deficiente y un menor grado de cultura.Sobre una población activa de once millones de personas, de la que nueve son asalariadas, algo más de un millón acusan baja por accidente a lo largo del año. Sin embargo, existen toda una serie de razones para explicar por qué el 80% de estos accidentes recaen siempre sobre un reducido 20% de las plantillas. La primera de ellas es que se trata precisamente de ese 20% que suele realizar horas « extras», pero existen muchas otras que han sido objeto de análisis en esta ocasión, por primera vez.

«Para llevar a cabo esta investigación -explica Francisco Linaza- escogimos una muestra doble, es decir, de un lado, cincuenta obreros que nunca se habían accidentado, y de otro cincuenta que habían sufrido más de cinco accidentes en su trabajo. Para que los estudios fueran rigurosos, lo que hicimos fue emparejar perfectamente esta muestra de cien personas por edades, por profesiones, estado civil, nos fijamos incluso en que pertenecieran a la misma empresa, para mantener fijas toda una serie de variables que no íbamos a estudiar. A estas cien personas se puede decir que les hemos dedicado seis años de trabajo. En entrevistas con ellos en su casa, en el gabinete sicológico, en la empresa o en la consulta médica, hemos invertido un total de mil horas, y el resto del tiempo nos lo han ocupado las visitas a por lo menos, 150 empresas, los estudios estadísticos y matemáticos, es decir, el total del trabajo de investigación.»

Trabajar a gusto es lo más seguro

Ochenta y un aspectos diferentes de la vida de cada uno de estos trabajadores, han sido objeto de un detallado estudio, «desde el número de hijos, hasta la actividad de los mismos, sus edades, el tipo de casa en la que viven, si tienen o no problemas familiares, su nivel de integración social y familiar, hasta la distancia de su casa al trabajo y los diferentes medios de locomoción empleados, o si están contentos con su trabajo, su salario, su jefe, todo este tipo de datos se han ido acumulando junto a los estrictamente físicos, por ejemplo, la audición, la visión o los aspectos puramente sicológicos, como el equilibrio síquico, el grado de estabilidad emocional, su inteligencia y capacidad de coordinación visomotora manual, también sus aficiones, su formación, hasta un total de 81 variables que configuran la personalidad concreta del que se enfrenta diariamente a una cadena, a un torno».Datos que han revelado los peligros de las horas extras, de los lunes -día que recoge una cifra superior de accidentes-, de la falta de entendimiento con el superior, de la tensión y desadaptación al trabajo, de todo un poso de desajuste a una labor que ocupa la mayor parte del día.

Las diferencias de comportamiento y entorno detectadas entre los dos grupos de trabajadores, sometidas a un posterior análisis, arrojaron una serie de diferencias, esenciales. «Para averiguar precisamente qué diferencias no obedecían a un mero azar, hemos utilizado la prueba estadística del Chi-cuadrado, que nos ha dado, por lo menos, treinta aspectos en que las diferencias resultaban fiables. Por ejemplo, en el área casera los accidentados presentaban más problemas familiares, un bajo nivel de integración, casas poco acogedoras, como dato curioso, nos han salido una gran mayoría de hermanos intermedios entre las personas accidentadas, casi ninguno eran el hermano mayor o el menor. En el área laboral son casi siempre personas que realizan un trabajo que no, les satisface, que cambian con frecuencia de puesto y de empresa. En muchos casos no respetan las normas de seguridad, y curiosamente se da una mayoría de personas muy extrovertidas en este grupo.»

De la distribución arbitraria del trabajo, del contacto cotidiano con la injusticia, de la falta de un salario suficiente, surge precisamente una propensión al accidente como un.desajuste incontrolado de agotamiento o, tal vez, de rebeldía. Quien no cuenta con la solidez de una vida privada más o menos estable puede encontrarse con menos defensas a la hora de enfrentarse a un trabajo peligroso. A todo ello hay que añadir los problemas puramente físicos, como la mala visión o la audición deficiente, queaumentan los riesgos, y, por supuesto, la fatiga, causa esencial de muchos fallos.

Por dónde se van las divisas

«Para nosotros son tres los factores que intervienen directamente en las causas de accidentes; un factor de inteligencia técnico-mecániea que permite al sujeto resolver de manera. adecuada los problemas mecánicos y técnicos, un factor de integración en el grupo que capacita al sujeto para una buena convivencia y, por último, un factor de satisfacción laboral que dispone al sujeto para realizar un trabajo.»La investigación de estas causas reales, a las que es necesario sumar los aspectos puramente técnicos de las empresas, han llevado a una serie de conclusiones de aplicación práctica. La empresa española, en una fase de capitalismo todavía primitivo en muchos casos, busca, sobre todo, una productividad elevada a cualquier precio. Sin embargo, ya se ha demostrado en otros países que un mínimo de preocupación por las condiciones humanas del trabajo reporta muchos más beneficios, al tiempo que limita la cifra de accidentes y consigue unas mejores condiciones de vida para la población activa. De ahí que el trabajo del profesor Linaza concluya recomendando la necesidad de efectuar en toda empresa una adecuación de la persona al tipo de trabajo que va a realizar, sobre todo cuando existe peligrosidad, así cgmo procurar la integración de éste en el grupo de trabajo. La creación de toda una serie de obras,sociales, guarderías, economatos, un consultorio sicológico y, sobre todo, una remuneración justa serían los factores necesarios para crear lo que se entiende por un buen clima laboral.

Aparte de la importancia humana que supone conseguir una disminución en la disparatada cifra de accidentes laborales que arroja nuestro país, existen criterios económicos que vienen a apoyar esta necesidad urgente. La pérdida en millones de pesetas que suponen al año los accidentes laborales es equivalente a la totalidad de los ingresos que proporciona el turismo, y cuatro veces superior a la suma que aportan los emigrantes en el extranjero. Una cifra fabulosa que se traduce también en graves daños fisicos o en una muerte que hubiera podido evitarse.

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