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Columna
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La monja

Les aseguro que no pensaba verlo hasta el final. Dura 53 minutos, una eternidad, por no mencionar lo tediosas que son esas atronadoras campañas de Internet que de pronto recorren la Red como un relámpago, normalmente llenándolo todo de mentiras.

Si me asomé al famoso vídeo de Teresa Forcades, la monja benedictina catalana que ha embestido contra la vacuna de la gripe A, fue por curiosidad ante el personaje. Para echarle una ojeada a esa mujer de 43 años, que estudió Medicina en Estados Unidos y se doctoró en Salud Pública; que luego se metió monja y que de pronto se ha puesto en pie de guerra cibernética, colgando un vídeo interminable en el que ella perora vestida con todos los arreos del monjerío. No me digan que no es un perfil atípico y notable. No pensaba verlo hasta el final, pero me atrapó.

Esta mujer es dinamita desde el punto de vista mediático. No todo lo que cuenta me parece oro puro: encuentro inconsecuencias aquí y allá, y desde luego sobran, ella misma lo intuye, los inmoderados nueve minutos finales. Pero los muchos datos fiables que da, algunos conocidos y otros no tanto, son espeluznantes. Como, por ejemplo, el incomprensible error (aún se está investigando) de los laboratorios Baxter, que, en febrero, distribuyeron 72 kilos de vacunas contra la gripe normal contaminadas con virus vivos de la gripe aviar: la pifia se descubrió a tiempo de chiripa y hubiera podido provocar una mortandad atroz.

O como los posibles riesgos de la nueva vacuna, y el hecho de que los laboratorios fabricantes estén exigiendo total impunidad legal ante los efectos adversos (la monja no lo dice, pero en España ya lograron esa alucinante impunidad en 2006 con una ley que ahora ha sido reforzada con un real decreto).

Creo que conviene ver el vídeo (http://vimeo.com/6790193) y no sólo por echarle un vistazo a esta religiosa tan atómica.

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