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El curling embarazado

Una jugadora suplente de Canadá tiene casi seis meses de gestación

Las pruebas de esquí alpino se suspenden, las del snowboard se aplazan hasta tres horas como la femenina de cross de ayer por la lluvia y la niebla, pero el curling empezó imparable...y embarazado. El deporte más curioso de los Juegos de Invierno, el equivalente a los bolos sobre hielo, ha dado un salto más en la historia olímpica. Una jugadora de Canadá, el equipo favorito al oro, tiene casi seis meses de gestación. En principio, no juega, es la que se llama en su argot, la suplente alternativa, que sólo saldría en caso de lesión. Pero Kristie Moore, de 30 años, estuvo ayer en el primer partido contra Suiza.

El curling, deporte olímpico desde los Juegos de Nagano 98 en hombres y mujeres, adquiere un protagonismo tan especial que hasta tiene su propio escenario, sin compartirlo como sucede en la mayoría de las modalidades. Se requiere un espacio particular, casi místico, para acoger la pulcritud con que los practicantes hacen deslizar, después de un leve toque, las enormes piedras de 19,1 kilos con el fin de desplazar a las del equipo rival de los círculos concéntricos que son la zona de puntuación. Gana el que las deje más centradas tras 10 mangas.

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Todo debe estar a tono con la precisión milimétrica que se expresa sobre el pulido hielo. Y siempre con más concentración que esfuerzo. Como mucho, se trabaja físicamente en los garbosos barridos delante de las piedras para limpiar aún más el hielo y facilitar su deslizamiento.

Moore, de hecho, es la jugadora más joven de su equipo, en un deporte donde superar los 40 años es normal. Parecen más agotadores los gritos de ánimo que dan los propios jugadores, incluso mucho más sonoros que los del público. Gestos para desahogar los nervios. Pero todo se desarrolla en un ambiente solemne, casi familiar, maternal.

Incluso en la pista. Ya se vio en los entrenamientos y en el primer partido femenino de Canadá, el favorito. Había más que las cuatro jugadoras habituales y la suplente. Precisamente ésta, mostraba una barriga sospechosa. Evidente.

"No me afecta para el juego", dijo. Y añadió. "Si fuera a los ocho meses o por ahí sí podría ser un problema". Semanas antes de que la convocaran para el equipo nacional, Moore supo que estaba embarazada. Cuando lo contó, lejos de descartarla, la animaron a que participara. Cheryl Bernard, su capitana, ha comentado: "Es joven y buena. No tiene por qué haber problemas".

Es difícil saber qué hubieran dicho hace más de 500 años, en Escocia, donde se remontan los orígenes del curling. Allí, en Paisley Abbey, cerca de un monasterio benedictino, los lugareños se entretenían haciendo deslizar piedras en la orilla del mar y en los pequeños entrantes helados.

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