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ALMERÍA 1 . REAL MADRID 1

Experimento fatídico de Mourinho

La exclusión de Benzema y la alineación de Kaká como hombre más adelantado añade confusión a un Madrid que encalla en Almería

Almería, precario baluarte del último clasificado en la Liga más desigual de la historia reciente, fue el lugar elegido por Mourinho para explorar salidas al laberinto en el que se ha metido. Quizá especulando con la debilidad del rival, el técnico del Madrid encabezó la excursión con la mente alejada de los problemas inmediatos que plantea la competición. Por una parte, pensando en el futuro, emprendió la búsqueda de alternativas tácticas que no incluyan a Benzema en el ataque. Como no considera al francés una referencia ofensiva seria le dejó en el banquillo y trasladó un mensaje a la directiva que va más allá de la petición de un fichaje. Más que encontrar un sustituto a Benzema, el técnico pretende conquistar rincones de poder dentro del club que hasta ahora le han vedado. Para estos efectos precisa unas prerrogativas que Florentino Pérez le niega. En estas tensiones andaba el Madrid cuando arrancó el partido en el silencioso estadio de los Juegos del Mediterráneo. La afición local asistió descreída a los primeros tanteos. Acostumbrada como está a las decepciones no imaginó que su equipo estaba a punto de someter al Madrid a una prueba cuyo resultado condicionará profundamente lo que queda de Liga.

ALMERÍA 1 - REAL MADRID 1

UD Almería: Diego Alves; Michel Macedo, Carlos García, Marcelo Silva, Juanma Ortiz; M''Bami, Bernardello, Kalu Uche (Fabián Vargas, m.63), Piatti; Crusat (Jakobsen, m.75) y Leo Ulloa (Goitom, m.88).

Real Madrid: Casillas; Arbeloa, Sergio Ramos, Albiol (Granero, m.64), Marcelo (Carvalho, m.64); Khedira, Xabi Alonso, Di María, Özil; Kaká (m.53) y Cristiano Ronaldo.

Árbitro: Pérez Lasa (Comité vasco). Amonestó a los locales M''Bami, Kalu Uche y Carlos García, y a los visitantes Albiol, Sergio Ramos y Özil.

Goles: 1-0, M.58: Leo Ulloa. 1-1, M.76: Granero.

Incidencias: Partido correspondiente a la decimonovena jornada del campeonato de Liga de Primera División disputado en el Estadio de los Juegos Mediterráneos de Almería ante 13.893 espectadores.

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"En el Madrid se han pasado la semana hablando del delantero centro que les falta", dijo José Luis Oltra, el entrenador del Almería, cuando se iba a su casa, satisfecho con el empate (1-1). "Me ha dado la sensación de que no vinieron pensando en el partido".

Mourinho actuó como si los problemas del Madrid estuvieran más relacionados con el mercado de fichajes que con el Almería. De paso, comprometió un partido que, sobre plano, parecía uno de los más sencillos de resolver. La decisión más grave fue situar a Kaká como hombre más adelantado, ocupando el carril central. Allí lo rodeó de colaboradores. A la izquierda, en el costado donde se encuentra más cómodo, Cristiano. A la derecha, Di María. Por detrás, como enganche, Özil. El desenlace del experimento desacreditó al brasileño, que no aprovechó las incursiones de los extremos y se superpuso con Özil. Hasta ahora, la eficacia del Madrid había dependido de la velocidad de ejecución de sus atacantes. La incorporación de Kaká añadió un factor de confusión. El equipo ganó en precipitación y le faltó precisión. Pocas veces en los últimos meses ha jugado tan mal el Madrid como en ese tramo inicial del encuentro de ayer.

Kaká nunca será un 'nueve', pero posee recursos temibles para cualquier defensa. Frente al Almería la situación le exigía inteligencia para asociarse, unirse a sus compañeros, tocar rápido y llegar por sorpresa. Su fracaso no consistió en no poder rematar ni una vez sino en ser incapaz de establecer líneas de pase que aclararan las jugadas. Kaká está autorizado a alegar que le falta ritmo de competición. Pero su entrenador no lo creyó así, y su imprecisión concedió tiempo a sus adversarios. La defensa del Almería aprovechó para adelantar la línea y contribuir a achicar el campo. Bernardello, el medio centro, estuvo magnífico coordinando estas labores de barrido y en ellas encontró la colaboración abnegada de M'Bami, Crussat y Uche. La falta de espacios desencadenó fallos en el Madrid, que comenzó por errar el último pase y terminó la primera parte ahogado en su campo, buscando una salida limpia, con problemas para dar el primero.

El desorden abocó al Madrid al juego directo, pero esta vía, la del pelotazo, es más estéril que nunca cuando no se cuenta con un punta neto. El Almería respondió replegándose a toda velocidad, con mucha gente por detrás de la pelota y cerrando todas las brechas de entrada a su área. Di María se mostró asfixiado en sus mano a mano con Ortiz y del otro lado Cristiano no pudo con Míchel ni con Uche, que acudió en su ayuda.

Benzema entró al partido después del descanso y Kaká fue al banquillo. El cambio se pareció mucho a una rectificación y tuvo un efecto saludable en el equipo. El francés comenzaba a aportar claridad en los últimos metros cuando en su retaguardia alguien se distrajo. Piatti hizo un eslalon desde la izquierda, superó a Khedira y chocó con Ramos antes de dejar el balón suelto para que Ulloa lo enviara a la red sion oposición. El momentáneo desajuste defensivo condenó al Madrid a media hora de angustia. Mourinho castigó a Marcelo por no bascular en la acción del gol, mandándolo a la ducha y sustituyéndolo por Granero. Entró Carvalho por Albiol y formó una línea de tres zagueros con Ramos de libre y Arbeloa por la derecha. Reafirmado de esta manera el Madrid lanzó una prolongada carga que duró hasta el final. Cristiano la inauguró con un disparo seco al primer palo, bien defendido por Alves, que despejó con el pie. El partido se desbocó y Alves comenzó a sentirse cada vez más asediado. Fue en estos minutos cuando Ortiz derribó a Cristiano en el área. El árbitro ignoró el penalti.

El Madrid involucró a tanta gente en la empresa de la remontada que estuvo cerca de recibir el segundo. Piatti y Bernardello se empeñaron en hacer más daño y en eso estaban cuando Cristiano emprendió un contragolpe. Mourinho le hizo señas a Granero para que acudiera por el otro lado y el canterano arrancó. Cristiano jugó para Benzema y el francés, de espaldas, con sutileza, habilitó a Granero, que entró desde atrás y embocó un gran disparo. Sólo una falta directa lanzada por Cristiano al larguero amenazó con dar la vuelta al resultado. Pero el Madrid acabó por perder dos puntos. Dos puntos que le ponen cuesta arriba cuando menos lo esperaba.

Cristiano Ronaldo se lamenta durante el partido
Cristiano Ronaldo se lamenta durante el partidoAFP
El equipo de José Mourinho pincha ante el colista. <strong><a href="http://www.elpais.com/buscar/liga-bbva/videos">Vídeos de la Liga BBVA</a></strong>

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