Cuando un siete no basta

Mientras las fuerzas aguantaron hubo partido. Pero después, el Ciudad Real se convirtió en un rodillo que el Valladolid fue incapaz de frenar. A los hombres de Juan Carlos Pastor ya no les quedaba nada. Los vallisoletanos cuentan con un siete inicial muy potente, capaz de competir incluso con los mejores equipos de la Liga. Pero en el banquillo no les quedan jugadores para dar relevos de calidad. Es un problema de presupuestos, una lacra insalvable para un equipo que cuenta con el único técnico español que ha ganado un Mundial de selecciones (2005).

El Ciudad Real, en cambio, sigue manteniendo un plantel de los mejores de Europa, a pesar de haber reducido su presupuesto alrededor de un 30% esta temporada. Y Talant Duishebáev sabe cómo modular todo este Potencial. Utilizó bien a sus hombres y les fue dando dando descansos para llegar a la parte final del partido con el equipo bien entero.

Ésa fue la razón fundamental de la contundente victoria que el Ciudad Real consiguió sobre el Valladolid. Porque al descanso se llegó con igualdad a 12 goles. Pero a los 15 minutos de la segunda parte, los manchegos se instalaron en una ventaja de cinco que el Valladolid ya no pudo remontar. Al contrario, el hundimiento de los de Pastor fue alarmante hasta el final.

El Ciudad Real ganó de esta forma con claridad su tercera Copa del Rey y se tomó la revancha de la final que había perdido frente a su rival de hoy en 2006. Es su primer título importante del año. Siguen vivos en la Copa de Campeones, pero tienen la Liga prácticamente perdida, a seis puntos del Barça.