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Emporio Scariolo

El Armani Milan, dirigido por el seleccionador de España, sufre en su andadura europea tras diseñar, a golpe de talonario, un lujoso equipo destinado a reverdecer los laureles de un histórico de la Lega - Esta noche se enfrenta al Madrid

Hace 14 años, Sergio Scariolo abandonó su país natal para hacer carrera en España. El técnico de Brescia hizo las maletas rumbo a Vitoria tras perder con su Fortitudo Bologna la final de la Lega italiana ante el por aquel entonces inabordable Stefanel Milano. Aquella temporada de 1996, el club milanés, el más laureado de Italia -con 25 Ligas y 4 Copas italianas, además de tres Copa de Europa, dos Recopas, una Korac y una Intercontinental-, ampliaba su colección de trofeos con un doblete de Liga y Copa que prolongaba su leyenda. Pero desde entonces en Milán no han vuelto a celebrar ningún título más de su equipo de baloncesto. Esta temporada, Armani diseñó un traje de lujo para reverdecer laureles y se lo entregó al seleccionador de España, pero el equipo de Scariolo, que esta noche recibe al Madrid (20.45, Teledeporte) con la necesidad imperiosa de la victoria, transita por el momento con más pena que gloria por la pasarela europea.

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Treviso primero y Siena después asumieron la jerarquía de la canasta en Italia en la última década y el histórico Olimpia Milan, fundado en 1936, inició una travesía del desierto que a punto estuvo de llevarle a la desaparición. En 2004 los dueños del club, incapaces de afrontar las deudas, comenzaron a ofertarlo al mejor postor, planteando incluso el traspaso de la licencia a otra localidad de la Lombardía. La intervención del Ayuntamiento, de los dos clubes de fútbol de la ciudad -Milan e Inter- y de un grupo de empresarios liderado por Giorgio Armani y su Emporio, rescataron al equipo y enderezaron su rumbo. Pero en el último lustro los títulos seguían sin llegar y, cansado de quedarse a las puertas de la gloria en la competición doméstica y lejos del podio en el escenario europeo, Armani redobló esta temporada su apuesta por el baloncesto. Con una ambiciosa inversión de 45 millones proyectada a tres años vistió de gala a un equipo que, tras fallar el intento por contratar a Messina, puso en manos del seleccionador del conjunto español, que llegaba con el título de campeón de Europa bajo el brazo. Scariolo, que compatibiliza el cargo en Milán como ya hizo cuando dirigía al Kimki, ruso, tomó el relevo del histórico Dan Peterson que, a sus 75 años -tantos como el club- se hizo cargo del equipo en los últimos cinco meses de la pasada temporada, y ahora se reserva un puesto en la representación institucional del club milanista.

"No me gusta hacer promesas ni vender humo. Quiero que la gente vea un equipo con personalidad y con sentido de grupo. El éxito no se alcanza poniendo los nombres por delante del equipo sino al revés. Es una gran responsabilidad y empezamos de cero", explicaba Scariolo en su premonitorio discurso de presentación. La renovación del equipo fue radical. Una selección de lo mejor del repertorio europeo, con hasta ocho refuerzos de quilates que dieron la vuelta a la plantilla en una inversión solo al alcance de los nuevos ricos del baloncesto turco.

Con dinero en tiempos de penurias, el Milan se movió con agilidad en el mercado veraniego adelantándose en varias operaciones al Barcelona y aprovechando la crisis del baloncesto griego. De allí llegaron Nicholas, Fotsis y Bourousis. Los dos primeros, con 30 años, tras ganar dos de las tres últimas Euroligas con el Panathinaikos; el tercero tras un amplio bagaje bajo los aros de Olimpiacos. Para llevar la batuta eligieron a Cook, tercer máximo asistente de la última Euroliga (5,5 asistencias por partido), en la que llevó al Valencia hasta los cuartos de final. Para el perímetro, la polivalencia de Malik Hairston, MVP de los cuartos de final que dejaron fuera de la Final Four al Olympiacos, al frente del Montepaschi Siena. A ellos se sumó el joven pívot croata Leon Radosevic y el consagrado base Jacopo Giachetti. Y como broche de oro, llegó el 'nba' Danilo Gallinari. El jugador de Denver, canterano del conjunto milanista, que ha promediando 15,6 puntos y 4,8 rebotes por partido, pondrá esta noche sus últimas gotas de talento tras la resolución del cierre patronal. "Se nos ofreció hasta Kobe Bryant. Estaba muy interesado en jugar en Milan durante el cierre de la NBA", cuenta Scariolo. Pero a pesar de las estrellas, a su Armani se le están viendo las costuras. Irregular en la Lega, donde ocupa el segundo puesto tras el Montepaschi Siena con cinco victorias y dos derrotas, ha sido en la Euroliga donde ha se ha descosido, logrando solo dos triunfos en seis jornadas que le colocan en la cuerda floja para alcanzar el top 16. "Siempre se habla de proyectos a medio plazo, pero la inversión ha sido tan importante que a Scariolo le van a exigir éxitos inmediatos. El señor Armani es ambicioso y ya se cansó de perder", apunta Marcelo Nicola. El exjugador de Baskonia, Barcelona y Panathinaikos entre otros, y extécnico del Benetton de Treviso, tiene claras las causas de la irregular trayectoria del Milan. "Aunque hayan contratado jugadores veteranos y contrastados, es difícil acoplar a un equipo que se ha renovado casi en su totalidad. Ya le pasó a Messina en su primer año en Madrid. Además se da la circunstancia de que todos llegaron tarde tras el Europeo, el propio Scariolo incluido, y han realizado una pretemporada corta y apresurada". "Están contra las cuerdas, pero son jugadores expertos con muchas Euroligas en su currículum que no se van a rendir por las buenas", explica Carlos Suárez.

Esta noche, el enjundioso proyecto de Scariolo juega un auténtico 'match ball'. Hairston y Bourousis serán duda hasta el final por problemas en el Tendón de Aquiles y en una rodilla, respectivamente. Enfrente, el Madrid que despedirá con nostalgia a Rudy, todavía renqueante de su lesión en la rodilla, e Ibaka a la espera de Singler. Una victoria dejaría a los de Laso virtualmente clasificados para el top 16, pero los blancos solo han ganado una vez en su historia en Milán.

Sergio Scariolo, durante un partido con el Armani
Sergio Scariolo, durante un partido con el ArmaniJACK GUEZ (AFP)

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