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EL FIN DE UN EMPERADOR

Akihito, el sucesor

El nuevo emperador de Japón, Akihito, tuvo muy cercana la oportunidad de haber accedido al trono a la edad de 12 años, cuando, tras la derrota japonesa en la II Guerra Mundial, se originó, la polémica de la eventual abdicación del emperador Hirohito por su protagonismo directo en la contienda militarista nipona, que acabó sumergiendo el país en la deshonra de los vencidos. Pero Akihito ha debido esperar hasta la muerte de su padre para ocupar el puesto 1252 en la línea del trono del Crisantemo.Hijo mayor del emperador Hirohito y de la emperatriz Nagako, Akihito nació en Tokio el 23 de diciembre de 1933, y vivió su infancia en los recintos de un palacio marcado por los avatares de una guerra imperial. Con la paz, Akihito pasó a estudiar Ciencias Políticas y Económicas en la universidad de Gakushuin, en Tokio, donde se graduó en 1956. Más tarde completó sus conocimientos, particularmente jurídicos, con personalidades de la vida judicial japonesa; entre otros, el presidente del TribunaI Supremo. Con su mayoría de edad, en 1952, fue nombrado heredero al trono japonés.

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Interesado por asomarse al exterior, el príncipe: Akihito representó a su padre en los actos de coronación de la reina Isabel II de Inglaterra, en 1953, en una primera salida que aprovechó para viajar por otros países europeos, incluida España, donde volvería en febrero de 1985, esta vez en visita oficial.

Formado en un ambiente totalmente distinto al que vivió su padre a primeros de siglo, Akihito mostró su inclinación por modernizar la rígida estructura imperial japonesa al no renunciar a sus sentimientos, que, en contra de la tradición, se inclinaron por el amor a una plebeya, la señorita Michiko Soda, hija de un millonario industrial fabricante de harinas y salsas de soja, a quien conoció jugando al tenis. Contrajeron matrimonio en 1959 y tienen tres hijos, el nuevo príncipe heredero Hiro, de 28 años; el príncipe Aya, de 23, y la princesa Nori, de 19, a quienes han dado una educación con influencia extranjera, en particular al príncipe Hiro, que estudió en Oxford.

Akihito ha vivido un ambiente familiar en el palacio de Tobu, en la capital, ejerciendo en diferentes momentos la regencia imperial, como símbolo de Estado, en ocasión de las visitas del emperador Hirohito a Europa y Estados Unidos (1971 y 1975) y durante la operación intestinal y posterior enfermedad de su padre.

De acuerdo con las actitudes de las nuevas generaciones japonesas, que consideran al emperador como un símbolo de Estado, pero que ya no creen en que es un ser divino, el nuevo emperador, además de su matrimonio, ha marcado el renovado estilo imperial en diferentes ocasiones, desde pedir a su chófer oficial que respete los semáforos hasta acudir a bailar en público en una recepción con ocasión del 40ª aniversario del Club de Corresponsales Extranjeros en Tokio, en 1985.

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Una de sus primeras tareas será definir el tono del acto de su acceso oficial al trono, así como definir el nombre de su nueva gengo (era), en una síntesis que no supere los dos kangis o ideogramas japoneses. Se iniciará también el año 1 a todos los efectos en Japón, desde datar los documentos oficiales hasta las fechas de caducidad de los yogures en los supermercados.

Queda por dilucidar cómo celebrará Akihito el rito solemne del dayosai (gran fiesta de la cosecha), según el cual se transmite la divinidad al nuevo emperador, siguiendo las creencias del shinto, la religión oficial japonesa, que, según la tradición, pasa el alma divina de sus antecesores al nuevo tenno (príncipe celestial), por cuyo nombre llaman siempre al emperador en Japón.

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