El italiano Pompili, el más aventajado
El 12º Concurso Internacional de Piano terminó en medio de un ambiente caluroso e interesado. Se llenó por dos veces la sala Ataúlfo Argenta de un público entusiasta para escuchar a los seis finalistas. Colaboró, con gran brillantez, la Real Filarmónica dé Londres, dirigida con sensibilidad y dominio por el español Antoni Ros Marbá.Tras las últimas pruebas, el jurado declaró desierto el Gran Premio Ciudad de Santander, y concedió el Premio de Honor dotado con 1,8 millones de pesetas y una gran gira de conciertos, al italiano Enrico Pompili. Los otros cinco finalistas reciben premios de medio millón de pesetas y los galardones especiales fueron a manos de Carl Cranmer (música española), al armenio Armen Babak-hanián (música de cámara) y a , Pompili (música contemporánea), en tanto Frederick Kernpf (Gran Bretaña) y Polina Leschenko obtuvieron becas de un millón de pesetas que les permitirán estudiar en la Escuela Superior Reina Sofía. No se concedió el Premio de Interpretación Mozartiana.
El máximo ganador, Enrico Pompili (Bolzano, 1968), se formó con. Andrea Mambace y trabaja en la actualidad con Franco Scala. Está en pósesión de varios premios, como los concedidos en Dublín y Japón. Es intérprete creativo, y si su versión de Rounds 1967, de, Luciano Berio, llamó la atención de todos, su visión del Concierto en Sol, de Ravel, bien resuelto en la, técnica y en el pensamiento musical, ha sido lo más logrado en los ejercicio gran orquesta sinfónica. En Pompili se da ese "algo, más" que convierte al ejecutante virtuoso en verdadero intérprete, pues sin atentar contra la fidelidad a la letra y el espíritu, muestra una dosis crecida de imaginación.
De nuevo, la jovencísima israelí Polina Leschenko acusó una sensibilidad refinada y un saber crear cierta magia que está por encima -de las notas, lo que quedó demostrado en el primer concierto de Chopin.
Defendió un considerable nivel medio el letón Armans Abols por su buena estructuración del Concierto en Si bemol menor, de Chaikovski, y nos dió momentos de honda poesía el canadiense David M. Louie en el Concierto en Re menor de Brahms.
El estadounidense Cranmer y el -español Ituarte abordaron también conciertos de gran calado: el primero, el Número 3 de Rachmaninov, para mostrarse un tanto inestable y en exceso concedido, pese a pasajes de gran belleza expresiva.
Miguel Ituárte (Getxo, 1968) es artista de singular atractivo y en sus versiones asume un sentimiento interior de acusada efectividad; mantuvo, en el Segundo concierto de -Brahms, el nivel que le caracteriza y que le ha valido, recientemente, -el premio dé la Fundación Guerrero.
La exigencia rigurosa del conccurso de Santander hace posible lo que, a primera vis ta,. puede- parecer paradójico: hablar, en todos los casos, de auténticos concertistas y reseñar la no concesión del máximno - premio, -un galardón ex traordinario reservado para superdotados reconocibles y reconocidos como fue el caso, hace tres años, del ruso Eldar Nebolsin. Vemos así la competición creada y presidida por Paloma O'Shea como un valor en alza dentro incluso del panorama internacional.
