Riis deja al mundo boquiabierto
A su imagen y semejanza. Riis boqueante como un pez sin oxígeno y sin embargo con piernas aladas para volar sobre los Pirineos mientras los demás se arrastran. Ese Riis ha dejado al mundo, por lo menos al del ciclismo, boquiabierto. Ha provocado tal incredulidad que ha dejado sin respuesta a la pregunta ¿qué significa el triunfo de Riis en la historia del Tour?"Esto sería normal, su exhibición, si Riis fuera un chaval de 26 ó 27 años. Sería la evolución lógica, pero es que tiene 32", dice Sandro Quintarelli, director del equipo italiano Carrera. Exaltado él, cuando terminó la etapa de ayer, Quintarelli salió dando botes del coche. "Nunca he visto nada parecido", exclamó. "Ni a Eddy Merckx ni a nadie. Riis ha hecho lo que ha querido, como si fuera en moto, en una de las etapas más duras de la historia. Si hubiera querido, habría llegado solo con ocho minutos de ventaja. No necesitó que nadie tirara de él".
El vacío de poder dejado por la mala forma de Induráin lo ha aprovechado otro viejo, pero uno que ha hecho toda su carrera a la sombra. "Es simplemente un hombre de transición", dice Emanuele Bombini, del equipo Gewiss. "Un hombre que ha encontrado sus días mágicos en una era de desgobierno y se ha sabido imponer".
Corredores tardíos que aprovechan la coincidencia de su estado de gracia con el final del dominio de un gran campeón ha habido unos cuantos, pero ninguno con tan escueta tarjeta de presentación como Riis.
El holandés Joop Zoetemelk, por ejemplo, se movió en el interregno de Merckx y el francés Bernard Hinault, pero cuando por fin ganó el Tour en el año 1980, a los 33 años, llevaba a sus espaldas tres segundos puestos. Bjarne Riis, un quinto y un tercer puestos en los últimos años. Un bagaje que obligaba a pensar en un fanfarrón ya cuando en febrero anunciaba que conocía la fórmula para derrotar a Induráin.
"Si te digo lo que pienso de Riis, no me vas a creer", dice Juan Fernández, director del Mapei. Todos están pasmados. Y nadie sabe el porqué. "Tropo, tropo, tropo fuerte. ¿Alguien se ha puesto a pensar en la media exagerada que han hecho los primeros en esta etapa? Es algo de otro mundo", dice Rominger. "Hace lo que quiere", repiten a coro sus colegas.