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Edificios vigilados por la democracia

El arquitecto Sverre Fehn contó ayer, horas antes de recibir el Pritzker, que para uno de sus últimos proyectos, la ampliación del teatro nacional de Copenhague, el ayuntamiento de de la ciudad pidió una maqueta a escala real, para que todo el mundo pudiera comprobar el efecto y sentido de la arquitectura incorporada."Este tipo de maquetas son terribles porque se conoce el resultado final del proyecto y a mi me gusta esperar a la construcción. Es una forma de democracia, cuando es complejo tomar una decisión que afecta al con unto de los ciudadanos", afirmó.

J. Carter Brown, presidente del jurado del Pritzker, comentó que el proyecto "va a ser la catedral de Copenhague". Completaba así la anterior afirmación de Fehn al identificar las catedrales y los museos. "A la catedral acudían las almas y el museo se ha convertido en un lugar para la meditación, el arte y el pensamiento. En el caso del edificio de Bilbao sirve además de imagen de la ciudad y elemento de orientación". Carter Brown confía en que la obra de Fehn, una gaviota flotando en el cielo, se pueda construir y que el Guggenheim Bilbao sirva de ejemplo.

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El noruego Sverre Fehn recibe el Pritzker de Arquitectura en el museo Guggenheim Bilbao

La 'Serpiente' de Serra

Rafael Moneo, anterior premio Pritzker, se mostró partidario de ciertos criterios democráticos en la arquitectura: "La sociedad demanda del arquitecto la comprobación de lo que se va a hacer y por eso se debe someter a juicio. Hay que aceptar las opiniones y polémicas sobre lo que se construye y estas discusiones acompañan sobre todo a las grandes obras. Hay que explicar lo que uno trata de hacer, la arquitectura necesita dar razón de si misma. Antes existían la corona o la nobleza como única decisión y ahora el poder es mas difuso, la arquitectura sirve menos al poder que en el pasado".

En homenaje a Moneo la entrega del Pritzker se ha celebrado en España. La Fundación Hyatt, de Chicago pensó primero en la Alhambra, que se rechazó por 11 problemas de logística", según la organización, y después pasó lo mismo con el pabellón Mies van der Rohe de Barcelona, y otras posibilidades. La intervención de Frank Gerhy determinó que el Guggenheim Bilbao tuviera un anticipo de resonancia internacional.

Los invitados de ayer pudieron circular entre la Serpiente del escultor norteamericano Richard Sería, primera obra instalada en el museo (se colocó el viernes), con 30 metros de largo. Era la primera invasión de público para ver un proyecto de 14.000 millones de pesetas. Del 3 al 18 de octubre se celebrará el programa de apertura, con una colección inicial de 300 obras, procedentes de los museos de Nueva York y Venecia, junto con las piezas del fondo del museo que se ha empezado a constituir. La programación cambiará en enero de 1998 con exposiciones temporales: primero de la colección Nasher de escultura y en verano 5.000 años de cultura china. Juan Ignacio Vidarte calcula entre 400.000 y 600.000 los visitantes anuales. -"El objetivo es que el contenedor esté a la altura del contenido de las obras de arte".

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