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LA SITUACIÓN EN EL PAÍS VASCO

Aznar atribuye la derrota en Euskadi a que los vascos no están maduros para el cambio

El presidente reafirma sus acuerdos con el PSOE y propugna el diálogo en el marco constitucional

Javier Casqueiro

José María Aznar expuso ayer en Zaragoza, en el homenaje del PP a Manuel Giménez Abad, su presidente en Aragón al que ETA asesinó el pasado 6 de mayo, las conclusiones de lo ocurrido en las urnas vascas. El presidente del Gobierno apuntó que había concluido con facilidad de la lectura de esos resultados que sus 'deseos de un cambio político en Euskadi no se habían culminado'. Pero no por ningún fallo propio. Aznar entiende que, 'como ocurrió en 1993' con la última victoria de los socialistas en las elecciones generales, 'la sociedad vasca no está lo suficientemente madura para recibir el mensaje del cambio' y para producir el 'fruto adecuado'.

Aznar empezó por admitir que sigue con gran interés y diversión las múltiples interpretaciones y análisis 'pintorescos' que se han hecho del veredicto de las urnas. Él cree que 'no hace falta mucho tiempo' para concluir que su proyecto de alternancia no ha logrado el objetivo empeñado. Fue así como llegó a la reflexión de que el problema para que su oferta no haya cuajado ahora no era propio de su estrategia frentista contra el nacionalismo sino de la sociedad.

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En una de sus habituales frases pretendidamente enigmáticas, Aznar aseguró: 'Hay en España veletas más firmes que las convicciones de algunos'. El presidente del PP aseguró, por el contrario, que sus 'principios y convicciones siguen igual'. Y agregó que ante el escenario de violencia y terror que se vive en Euskadi no se puede permitir 'ni un paso atrás'.

El jefe del Gobierno construyó su discurso respecto a Euskadi sobre cinco puntos. Primero se refirió a sus militantes y simpatizantes vascos amenazados. Fue a ellos a los que demandó que 'recarguen' su compromiso y que olviden 'la tentación de dejarlo o abandonar'. Y ofreció a cambio una garantía personal e institucional: 'Saben que el presidente del Gobierno está detrás'.

En segundo término aludió al deber 'de lealtad y coherencia' de sus electores, los 323.000 del PP, pero también a los del PSE. En fin, hacia los 575.000 votantes que apoyaron a las fuerzas constitucionalistas. Aznar destacó en tercer lugar la 'gran decepción' observada en toda España por el fracaso de su proyecto para Euskadi y se sintió obligado a reafirmar la necesidad de un 'compromiso conjunto, entre vascos y españoles' para el futuro.

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El presidente consideró, ante 1.600 personas en un pabellón de la Feria de Muestras de Zaragoza, que su cuarto objetivo 'principal' es revalidar sus acuerdos con el PSOE. Aznar, ante las posiciones críticas y que él considera ambiguas que han surgido en los últimos días entre dirigentes socialistas, reafirmó la validez de los pactos con ese partido, pero le exigió que hable con 'claridad'.

Aznar insistió en su tesis de que ésta ha sido la primera vez que se ha planteado una alternativa seria y posible al nacionalismo y advirtió indirectamente a responsables de otras formaciones nacionalistas, como Jordi Pujol, que esa opción 'legítima' no significa 'una cruzada contra nadie sino una alternativa democrática, entre gente amenazada que se ha dejado la vida y quiere vivir libre'. Y retomó el discurso inicial sobre la falta de madurez de la sociedad vasca para asegurar que 'esa alternativa será en su momento mayoritaria, como ahora ha estado a punto [de serlo]'.

El quinto mensaje se lo dedicó íntegro al PNV. Admitió sin ambages que esa formación había resultado la ganadora, pero para requerirle la mayor responsabilidad. Aznar apuntó hacia Ibarretxe para recordarle su promesa electoral de que no llegará 'a ningún acuerdo con los cómplices del terror' y para alentarle a que combata con contundencia a los violentos. Fue en ese punto cuando subrayó que ni él ni el Gobierno ni su partido entrarán 'en un juego de personas, de si uno dice una cosa y otro juega otro papel, unos los buenos y otros los malos'.

Aznar quiere 'contenidos' en las propuestas de diálogo que le plantee Juan José Ibarretxe ya como lehendakari en su cita institucional con Jaime Mayor. Y le recomendó 'lealtad'. Aznar reiteró que sólo dialogará para fortalecer las instituciones y nunca para reventar o rebasar los cauces constitucionales, cuestión que subrayó especialmente para los responsables del PSOE, que le acusan de llevar esa exigencia al límite y de apropiarse de la Carta Magna.

A Aznar tampoco le agrada que desde el PNV le vengan con 'ejemplos foráneos', como las vías irlandesas, en las que al final hay que sentarse a negociar con el brazo político de los terroristas.

Aznar, ayer, en el homenaje del PP en Aragón a Giménez Abad.
Aznar, ayer, en el homenaje del PP en Aragón a Giménez Abad.EFE

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Sobre la firma

Javier Casqueiro
Es corresponsal político de EL PAÍS, donde lleva más de 30 años especializado en este tipo de información con distintas responsabilidades. Fue corresponsal diplomático, vivió en Washington y Rabat, se encargó del área Nacional en Cuatro y CNN+. Y en la prehistoria trabajó seis años en La Voz de Galicia. Colabora en tertulias de radio y televisión.

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