ETA ha asesinado a 11 agentes de la Ertzaintza desde 1982
La banda terrorista ETA ha asesinado a 11 miembros de la Ertzaintza (8 agentes y tres mandos) desde que se creó en 1982.
El último ertzaina víctima de un atentado terrorista había sido, hasta ayer, el agente Iñaki Totorika, de 25 años, que murió el pasado 9 de marzo en Hernani (Guipúzcoa), cuando la banda hizo estallar un coche bomba. Un año antes, el 22 de febrero de 2000, la organización asesinó al escolta Jorge Díez Elorza, en el atentado con coche bomba en el que también murió el secretario general del PSE-EE y portavoz socialista en el Parlamento vasco, Fernando Buesa.
Otros agentes de la Ertzaintza asesinados fueron el teniente coronel Carlos Díaz Arcocha, máximo responsable de la policía vasca, quien murió en marzo de 1985 al explotar la bomba lapa colocada bajo el asiento de su coche. Un año después falleció Genaro García de Andoain, delegado general de la Ertzaintza, en un enfrentamiento con el comando etarra que había secuestrado al industrial alavés Lucio Aguinagalde en el Alto de Barazar, en Álava.
El 16 de octubre de 1988 una bomba en el túnel ferroviario de Brinkola, en Legazpia (Guipúzcoa) mató al ertzaina José Juan Pacheco, cuando inspeccionaba la vía tras un aviso. El 24 de mayo del año siguiente murió el agente autonómico Luis Hortelano García cuando intentaba desactivar un artefacto ubicado en el maletero de un taxi en Bilbao.
Las heridas sufridas en un tiroteo con miembros del comando Vizcaya también en Bilbao en agosto de 1991 provocaron un mes después la muerte del agente Alfonso Mentxaka Lejona. En noviembre de 1993 moría el sargento mayor Joseba Goikoetxea, herido grave por los disparos de un etarra en el interior de su vehículo.
Otros dos ertzainas murieron entre 1996 y 1997. El primero, Ramón Doral, era uno de los responsables del servicio de Información de la Ertzaintza en Guipúzcoa, como consecuencia de una bomba lapa en Irún (Guipúzcoa); el segundo, José María Aguirre, recibió varios disparos al detener un vechículo con tres etarras que querían introducir granadas anticarro en el Museo Guggenheim de Bilbao.
