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EE UU lanza una segunda ola de ataques sobre Afganistán

Washington advierte a Naciones Unidas de que la guerra puede extenderse a otros países

Afganistán sufrió ayer una segunda jornada de bombardeos sobre Kabul, Mazar-i-Sharif y Kunduz. EE UU y Reino Unido, los dos países que protagonizan el ataque contra el régimen talibán y los grupos terroristas de Al Qaeda, anunciaron que bombas y misiles seguirían cayendo hasta inutilizar por completo las infraestructuras militares del país. EE UU hizo saber al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas que la guerra podría extenderse a otros países 'por necesidades de autodefensa', una vez concluida la actual 'primera fase'. El presidente George W. Bush optó por relegar a un segundo plano la lejana guerra asiática, que el 92% de los estadounidenses consideran 'necesaria', y concentrar su atención en la guerra que, por ahora, más inquieta a sus conciudadanos: la amenaza interna.

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Estados Unidos permanece en máxima alerta y la tensión es palpable. Bush habló ayer de la defensa interior, con motivo de la jura del nuevo zar antiterrorista, Tom Ridge, y volvió a rogar paciencia y capacidad de sufrimiento ante posibles nuevos atentados. La advertencia oficial de Estados Unidos a la ONU, en el sentido de que la guerra podría extenderse, acentuó la incertidumbre internacional. 'Nuestra investigación acaba de empezar. Por necesidades de autodefensa, quizá tengamos que llevar a cabo nuevas acciones contra otras organizaciones u otros Estados', dijo el representante de Estados Unidos, John Negroponte, en una carta dirigida a los 15 miembros del Consejo de Seguridad. En el discurso con que anunció que comenzaban las operaciones bélicas, el domingo, el presidente George W. Bush ya indicó que en Afganistán estaban los primeros objetivos, pero que la campaña tenía horizontes 'más amplios'. El ministro de Asuntos Exteriores británico, Jack Straw, comentó por su parte que 'por el momento' los ataques se limitaban a Afganistán porque eso era 'lo acordado'. 'Allí es donde está el problema y ésa es la acción militar en la que participamos', dijo.

Negroponte invocó el artículo 51 de la Carta de Naciones Unidas para justificar el ataque contra las bases de Osama Bin Laden. 'Desde el 11 de septiembre', decía la carta de Negroponte, 'mi Gobierno ha obtenido información según la cual Al Qaeda, que recibe apoyo del Gobierno talibán en Afganistán, desempeñó un papel crucial en los ataques'. El Consejo de Seguridad, que ha aprobado dos resoluciones contra el terrorismo desde los atentados, tenía previsto reunirse anoche para analizar los acontecimientos.

Ocho muertos

El representante estadounidense ante la ONU aseguró que el Ejército de su país haría lo posible por reducir al mínimo el número de víctimas y el daño sobre infraestructuras civiles. En la fase inicial del ataque, ese objetivo parecía relativamente alcanzado. Los talibán dijeron que ocho personas murieron durante el primer bombardeo. El representante interino del Reino Unido ante la ONU, Stewart Eldon, también envió una carta al Consejo de Seguridad en la que aseguró que los objetivos habían sido 'cuidadosamente seleccionados para evitar riesgos a la población civil'.

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El secretario de Defensa de Estados Unidos, Donald Rumsfeld, aseguró que la primera jornada de bombardeos había sido 'un éxito', según la información recogida por el Pentágono a través de satélites espía. No quiso precisar cuántos objetivos habían sido atacados y habló de 'dos o tres docenas'. El Gobierno británico, más específico, declaró que los objetivos eran 30. Rumsfeld aseguró que ningún bombardero había sido alcanzado por el fuego antiaéreo, contra lo que indicaban algunas informaciones procedentes de Afganistán, y comentó que no existían indicios de que alguno de los escasos aviones de combate de que disponían los talibán hubiera llegado a despegar.

Un portavoz del Pentágono comentó que el bombardeo de ayer, iniciado al anochecer como el del domingo, tenía 'los mismos objetivos' que el anterior y su duración sería similar. 'Esta fase puede prolongarse durante varios días si no hay novedades. Esto es sólo el principio', indicó. La inusual doble vertiente de la operación militar, con un aspecto bélico y un aspecto humanitario, se mantuvo ayer. Dos aviones de carga C-17, con base en Ramstein (Alemania), abandonaron por la mañana el espacio aéreo afgano, después de lanzar más de 37.000 raciones de emergencia sobre zonas donde los alimentos podían ser recogidos por la población civil. Un portavoz del Pentágono afirmó que esos envíos de ayuda humanitaria continuarían en los próximos días.

La diplomacia estadounidense expresó satisfacción por el apoyo recibido de la mayor parte del mundo. Canadá va a aportar seis barcos, cinco aviones militares y 2.000 hombres a la coalición internacional contra el terrorismo, según anunció el ministro de Defensa canadiense, Art Eggleton. El Gobierno iraquí trató de agitar al mundo musulmán y su ministro de Asuntos Exteriores, Naji Sabri, declaró que había comenzado 'una gran guerra contra Estados islámicos y poblaciones musulmanas' que amenazaba 'a otros países y a pueblos musulmanes'. Irán calificó los bombardeos de 'no aceptables'. Pero la reacción general de los Gobiernos fue de comprensión hacia la iniciativa de Washington, e incluso las reacciones populares en los países islámicos fueron contenidas.

La policía palestina se enfrenta en Gaza a los manifestantes que protestan contra los ataques a Afganistán.
La policía palestina se enfrenta en Gaza a los manifestantes que protestan contra los ataques a Afganistán.EPA
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Un F-14 Tomcat espera para despegar desde el portaaviones Carl Vinson, en el mar Arábigo.REUTERS

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