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Los soldados rusos vuelven a Kabul 12 años después de su derrota militar

Los habitantes de Kabul miran con incredulidad a las tropas enviadas desde Moscú

Los habitantes de Kabul miran con incredulidad más que con odio. Los rusos han vuelto a Afganistán. Doce años después de su derrota frente a los muyahidin afganos, han regresado para ayudar a la reconstrucción de un país que hoy controlan sus antiguos enemigos. La asistencia humanitaria con la que quieren apoyar al Gobierno provisional de Burhanuddin Rabbani trae, sin embargo, recuerdos dolorosos a muchos afganos. 'No, no hay ningún portavoz, ¿qué quieren saber?'. El soldado del Ministerio de Situaciones de Emergencia ruso intenta ser correcto, pero mantiene las distancias.

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Junto con otra media docena de uniformados, el soldado vigila el perímetro del campamento que los rusos han instalado en el centro de Kabul, justo detrás de lo que fue la Embajada de Alemania. 'Nuestro objetivo es ayudar a la reconstrucción de las infraestructuras y establecer un hospital de emergencia', explicó el ministro de Defensa ruso, Sergei Ivanov. En la delegación rusa se encuentran 'solo algunos funcionarios del Ministerio de Defensa'. Estos funcionarios 'trabajan como agregados militares y mantienen los contactos necesarios con los mandos militares norteamericanos y las autoridades afganas', explicó el ministro.

La presencia de estas peculiares fuerzas rusas resulta tan irregular como la del resto de las tropas internacionales desplegadas en Afganistán. 'No están bajo mandato de la ONU', aseguró ayer el portavoz de la ONU en Kabul, el egipcio Jaled Mansur. Soldados norteamericanos, británicos, franceses, turcos y hasta jordanos se encuentran en diferentes puntos del país, la mayoría en Mazar-i-Sharif, al norte de Afganistán, y Bagram. Desde la madrugada del lunes hay también estadounidenses en Kandahar, al sur.

De momento, una tela metálica rodea la veintena de camiones y otros vehículos con los que han venido desde la base aérea de Bagram, al noroeste de Kabul, adonde llegaron la pasada madrugada procedentes de Dushambé, capital de Tayikistán, en 12 aviones de carga militares. Su despliegue coincide con las noticias de que Moscú va a reabrir su legación diplomática en la capital afgana. En el edificio abandonado, prácticamente en ruinas, no hay aún señales en ese sentido, pero los rusos piensan reconstruirla cuanto antes.

Los refugiados que tomaron el recinto hace cinco años siguen acampados allí. 'Somos 60 técnicos, 20 sanitarios y 19 vigilantes, pero esperamos que lleguen más en los próximos días, en especial personal médico', prosigue Ivanov midiendo cada una de sus palabras. No puede facilitar más información sobre el campamento o el número de fuerzas que faltan por llegar.

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El joven, que no aparenta más de 20 años, no se acuerda de la guerra que se convirtió en el Vietnam de Moscú. 'No, no tengo miedo de los afganos; no somos una fuerza armada, sólo hemos venido a traer ayuda y cooperación', responde cuando se le pregunta si le preocupa cómo pueda recibirles la población local. 'Éstas son las únicas armas que hemos traído', dice mostrando un Kaláshnikov mucho más nuevo que los que circulan por Kabul, 'sólo para nuestra protección personal'.Las tropas soviéticas invadieron Afganistán a finales de 1979 para apoyar un régimen comunista. Durante los 10 años siguientes, su presencia se convirtió en una pesadilla. Islamistas y nacionalistas afganos unieron fuerzas contra ellos y lanzaron una guerra de guerrillas que calificaron de yihad (guerra santa). La guerra fría la transformó en un enfrentamiento entre las dos superpotencias y enquistó el conflicto que se ha prolongado hasta hoy.

'¿Por qué han vuelto?'

'¿Pregúnteles por qué han vuelto?', inquiere un viandante cuando se percata de que alguien traduce al ruso. Su indignación es compartida por muchos de los curiosos que desde primeras horas de la mañana se amontonan en la acera para verles. 'Hubiera preferido que fueran norteamericanos o británicos', asegura uno de los presentes.

Al final, vence la indiferencia. 'Si ayudan a traer la paz...', concede otro. Mohamed Amin se educó, como muchos jóvenes afganos, en Moscú y guarda un grato recuerdo de aquellos años. Sin embargo, encuentra extraño que el Gobierno de la Alianza haya permitido la presencia de los rusos en un lugar tan visible de la capital.

La Embajada de la Federación Rusa en Kabul fue evacuada en 1992 -después de 10 años de guerra en Afganistán (1979-1989)- en una operación de rescate que dirigió el coronel Yevgueni Zelenov. El coronel, hoy diputado de la Duma Estatal de Rusia, fue condecorado por aquella misión, en la que fue evacuado también el personal diplomático de otras cuatro embajadas más, entre ellas las de India y China.

Ivanov manifestó ayer que las operaciones antierroristas a escala global están solo empezando y se refirió a otros países que dan cobijo a los terroristas. 'Las operaciones antiterroristas están en una fase inicial y nada más que eso. El mundo civilizado no ha tocado aún otros países donde se están construyendo los nidos del terrorismo', dijo el ministro sin precisar.

Un combatiente de la Alianza del Norte compara su arma con la de un soldado ruso en Kabul.
Un combatiente de la Alianza del Norte compara su arma con la de un soldado ruso en Kabul.AFP

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