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Los antitalibanes 'peinan' las montañas de Tora Bora en busca de Bin Laden

Los miembros de Al Qaeda escapan hacia las zonas más inaccesibles de la región

Guillermo Altares

La aviación estadounidense volvió a bombardear ayer la zona de Tora Bora, pese a que los comandantes locales habían señalado que el complejo de cuevas donde podría estar escondido Osama Bin Laden ya estaba bajo su control. Los ataques aéreos con los bombarderos B-52 se produjeron para apoyar la subida de los guerrilleros antitalibanes hacia las montañas, desde donde habían recibido intenso fuego de mortero por parte de los combatientes de Al Qaeda que abandonaron los refugios para esconderse en las zonas más escarpadas e inaccesibles.

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Tres comandantes de la provincia de Jalalabad (Hazrat Ali, Haji Zaman y Haji Zaher) han desplegado entre 2.000 y 3.000 muyahidin en las escarpadas montañas de Melawa, donde se encuentra el pueblo de Tora Bora que da nombre a la región, para intentar cazar a Bin Laden, cuya captura es uno de los principales objetivos que se había marcado Estados Unidos en esta guerra tras los atentados del 11 de septiembre.

Desde que comenzó el ataque, el pasado miércoles, los combates han sido intensos y los soldados locales han estado siempre apoyados por bombardeos estadounidenses, que han costado la vida a decenas de civiles y que han quemado varios de los bosques que salpican esta región montañosa.

El interés de los comandantes de Jalalabad no se debe sólo a la voluntad de expulsar o matar a los talibanes extranjeros, muchos de ellos miembros de Al Qaeda, que se habían refugiado en el complejo de cuevas fortificadas de Tora Bora, construidas en los tiempos de la invasión soviética con ayuda de la CIA. No hay que olvidar tampoco que la recompensa por capturar a Bin Laden es de 25 millones de dólares (alrededor de 4.675 millones de pesetas).

Pese a que el escepticismo sobre la presencia del responsable de los atentados del 11 de septiembre en Tora Bora es creciente, Hazrat Ali insistió ayer, de nuevo, en que Bin Laden 'está allí'. Incluso guerrilleros citados por algunas agencias internacionales de noticias presentes en la zona aseguraron que el viernes vieron a un hombre que se parecía mucho al terrorista de origen saudí cerca de la línea frente, acompañado por varios de sus hombres.

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Sin embargo, fuentes del Ministerio del Interior de la Alianza del Norte en Kabul señalaron ayer que tenían la certeza de que Bin Laden ya no se encontraba en la zona de Tora Bora. Según estas fuentes, las dos hipótesis más fiables son que hubiese logrado salir del país hacia Pakistán o que hubiese encontrado otro escondrijo en Afganistán.

Conocimiento del terreno

Conviene recordar que Bin Laden luchó en la guerra contra los soviéticos, entre 1979 y 1989, y que conoce muy bien el terreno que pisa, tanto para cruzar ilegalmente a Pakistán a través de las llamadas Montañas Blancas, la escarpada cordillera que separa a los dos Estados en la zona de Jalalabad, como para esfumarse en algún punto recóndito de Afganistán.

El nuevo Gobierno afgano tiene más o menos controladas las ciudades, pero subsisten inmensas zonas del país que siguen siendo tierra de nadie, controladas por distintos señores de la guerra que no responden a una cadena de mando ni militar ni política. Incluso algunos de los grandes núcleos de población, como Herat -la principal ciudad del oeste de Afganistán, cerca de la frontera de Irán- o Mazar-i-Sharif -la urbe más poblada del norte del país y cerca de Uzbekistán-, se hallan bajo control de Ismail Jan y de Dostum, dos cabecillas militares que han anunciado ya su rechazo al Gobierno de transición pactado en la conferencia de Bonn.

En este caldo de cultivo y en medio de este vacío de poder, Bin Laden, que ya tuvo que esconderse de los soldados de Moscú durante años, se mueve como un pez en el agua. No es una casualidad que el futuro presidente de Afganistán, Hamid Karzai, que tomará posesión el próximo 22 de diciembre, señalase ayer a la cadena británica BBC que había pedido a los afganos 'que ayudasen a su Gobierno a capturar a Osama Bin Laden'.

Karzai rechazó tajantemente en estas declaraciones que el fugitivo hubiese huido a Pakistán, que, por otra parte, ha desplegado alrededor de 2.500 soldados en su frontera con Afganistán para intentar que sea menos permeable.

De cualquier modo, la extensísima frontera entre Pakistán y Afganistán, recorrida en amplísimas zonas por desiertos o montañas, resulta casi imposible de controlar por los guardias o por los militares.

Guerrilleros antitalibanes, en un valle de la zona de Tora Bora tras un bombardeo de los B-52.
Guerrilleros antitalibanes, en un valle de la zona de Tora Bora tras un bombardeo de los B-52.ASSOCIATED PRESS

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Sobre la firma

Guillermo Altares
Es redactor jefe de Cultura en EL PAÍS. Ha pasado por las secciones de Internacional, Reportajes e Ideas, viajado como enviado especial a numerosos países –entre ellos Afganistán, Irak y Líbano– y formado parte del equipo de editorialistas. Es autor de ‘Una lección olvidada’, que recibió el premio al mejor ensayo de las librerías de Madrid.

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