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LA CAÍDA DE CHÁVEZ

Carmona quería poderes absolutos para liquidar el régimen chavista

Juan Jesús Aznárez

El primer día de Gobierno del presidente Pedro Carmona tras la caída de Hugo Chávez amaneció salpicado por manifestaciones y saqueos a comercios de la capital de Venezuela, así como por detenciones masivas de sus partidarios, entre ellas las de varios ministros. Los antichavistas, por su parte, se manifestaron ante la Embajada de Cuba en Caracas. El nuevo jefe de Estado, que intentó adquirir plenos poderes al suspender las instituciones del régimen de Chávez, fue desafiado por el Ejército, que sólo le apoyará si cumple sus condiciones. Mientras, la familia de Chávez y sus colaboradores mantienen que el presidente depuesto no firmó la renuncia, y los líderes latinoamericanos han condenado 'la interrupción del orden constitucional'.

Los promotores civiles y militares de la rebelión cívico-castrense consumada el pasado jueves invocaron el derecho a la rebelión contenido en el artículo 350 de la Constitución para derrocar a Hugo Chávez y designar a un presidente interino, Pedro Carmona, que buscaba poderes omnímodos. Carmona disolvió los anteriores, estableció otros transitorios y derogó 49 decretos leyes para decidir él solo las políticas de una transición que, en principio, duraría meses, hasta la convocatoria a elecciones. Carmona pretendía modificar el ordenamiento jurídico, destituir a gobernadores, alcaldes y legisladores locales.

Hasta que llegó la decisión de restablecer el Parlamento, a instancias de la cúpula militar, la institucionalidad de Venezuela era precaria, o inexistente en algunos casos, al ser suspendidos todos los diputados de la Asamblea Nacional, los 20 jueces del Supremo, el fiscal general, el Defensor del Pueblo y el Consejo Nacional Electoral. Tensa la situación, 12 gobernadores chavistas, de un total de 23 provincias escrutadas, rechazaban abandonar sus puestos pese a las reclamaciones de la oposición.

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"¿Hacia dónde vamos?", se interrogaba el historiador Jorge Olavarría, acérrimo adversario de Chávez. "¿Bajo qué esquemas se van a celebrar las próximas elecciones? ¿Los de la Constitución bolivariana (1999), plagada de disparates y fruto de engaños, mentiras, usurpaciones, y con un Congreso unicameral?". La alternativa es la Constitución de 1961, que en su artículo 250 ordenaba hacer lo necesario para restituir su vigencia, cuando fuese derogada por procedimientos distintos a los que ella pauta. "¿Y no fue así?", señala el experto. Confusa la situación, sin respuesta muchas de las preguntas, Pedro Carmona y sus asesores están actuando sobre la marcha.

Independientemente de los muchos méritos de Chávez para ser aborrecido por una buena parte de sus compatriotas, y del compromiso de Carmona con la construcción de un verdadero Estado de derecho, lo cierto es que, según las fuentes consultadas, quedó constituido en Venezuela un Gobierno de facto después de un golpe de Estado en toda regla.

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