'Ya no nos separaremos'
Kapaya Wivine es congoleña, tiene 15 años y una voz muy dulce, que contrasta con la dura vida a la que le ha tocado hacer frente. Desde que murieron su padres a mediados de los noventa, y a causa de la guerra, ha vivido junto a sus cinco hermanos pequeños en Goma en régimen de semiesclavitud, esperando el fin del conflicto para ir a la busca de algún familiar que se hiciera cargo de ellos. 'La vida en Goma era muy difícil. No podíamos ir al colegio, casi no comíamos y pasamos muchas enfermedades. Apenas podíamos salir de la casa porque había militares por todos lados. Teníamos mucho miedo'. Como a decenas de miles de niños congoleses y ruandeses, la guerra mutiló la vida familiar de Wivine.
Pero hace menos de un mes su vida dio un vuelco. Wivine y sus hermanos recibieron la visita de un delegado del CICR en Goma que les informó de que su tía y su abuela, que vivían en Kinshasa, estaban tratando de localizarles y de que todo estaba listo para que viajaran en avión a reunirse con ellas.
El pasado 23 de junio se produjo la reunificación familiar entre lágrimas y abrazos en la capital congoleña. La más pequeña de los hermanos, de 9 años, no acaba de creerse que su vida en Goma haya quedado atrás para siempre y no para de dibujar el avión que la condujo a una vida mejor al lado de los suyos. 'Sabíamos que algún día volveríamos a estar con nuestra familia y ese día ha llegado. Somos muy felices y ya no nos separaremos nunca', dice Wivine emocionada.