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Reportaje:MÚSICA

Paisaje industrial, música y teatro

Casi 800 kilómetros separan Salzburgo de la Ruhrgebiet, una región que en su día fue el corazón de Alemania en el terreno del carbón, el acero y la siderurgia, y que ahora se lanza a potenciar una reconversión artística de altos vuelos, utilizando fundamentalmente los espacios supervivientes de una legendaria arqueología industrial como marco de unas propuestas creativas que persiguen fundamentalmente la recuperación de la memoria cultural con criterios novedosos. En la cuenca del Ruhr ha recalado, después de una década al frente del Festival de Salzburgo, Gérard Mortier para intentar sacar adelante el desafío más complicado de su carrera artística. La distancia física es de 780 kilómetros, la distancia psicológica es infinitamente mayor. La que va de un modelo de festival estrella a una idea de utopía cultural con un aprovechamiento osado de los espacios, en los que vivir las obras maestras de siempre en contextos que generan otros estímulos y, sobre todo, con un enfoque hacia un nuevo público que tenga curiosidad de embarcarse en esta aventura del espíritu. No creo que sean muchos los espectadores de cualquier país predispuestos a prescindir del encanto bucólico de Salzburgo para explorar zonas que presumen a lo sumo de naves industriales, montañas de carbón o gasómetros. El público de la trienal va a ser, sobre todo, el que vive en la zona. Ahí está la mayor complicación de Mortier: conquistar a esta nueva clientela sin hacer concesiones a la facilidad artística. De todos modos habrá también visitantes extranjeros y hay que decir que uno de los primeros grupos que empezaron a organizar una excursión a la cuenca del Ruhr para ver Don Giovanni fue el de los Amigos del Liceu de Barcelona. En fin. La I Trienal del Ruhr se desarrolla durante los años 2002, 2003 y 2004, alcanzando su apoteosis en la etapa central de 2003. De finales de agosto a mediados de octubre de este año, del 30 de abril al 13 de julio y, posteriormente, del 1 de septiembre al 19 de octubre de 2003, y de comienzos de mayo hasta bien entrado julio de 2004, son las fechas elegidas para comprobar hasta dónde se puede innovar en el terreno de la planificación de espectáculos.

¿Que qué artistas van a ir a la Trienal del Ruhr? Pues, de momento, una nutrida representación de la flor y nata de los directores de escena, es decir, Peter Brook, Patrice Chéreau, Robert Wilson, Christoph Marthaler, Peter Sellars, La Fura dels Baus, Klaus Michael Grüber, Stanislas Nordey, Karl-Ernsr Hermann o la coreógrafa Pina Bausch, entre otros. Y van también españoles, un buen puñado de españoles: Orfeón Donostiarra, Sinfónica de Galicia con Víctor Pablo Pérez, La Fura dels Baus, Jaume Plensa, Eduardo Arroyo, Agustín Ibarrola, María Bayo, Imanol, y algún otro en conversaciones sin confirmar del todo. Algunos de ellos participan desde la recta de salida este mismo año. A efectos de fechas, el teatro será prioritario durante la trienal en las semanas anteriores al verano, y la música y ópera en las posteriores.

En el primer capítulo de la

trienal tienen una presencia destacada los ciclos o selecciones de canciones, aunque no a palo seco, sino con una componente añadida de escenificación. Deutschland, deine lieder es el título del espectáculo inaugural (el 31 de agosto, en Zeche Zollverein, de Essen), un recorrido en busca de las raíces alemanas a través del canto, con paradas obligadas en melodías de Robert Schumann o Kurt Weill, por ejemplo. La concepción musical es del compositor alemán-iraní Parviz Mir-Alí y la escénica de Matthias Hartmann. Al día siguiente, la atención se desplaza a un curioso diálogo Oriente-Occidente a través de la poesía épica, con la cantante de Kazajtán Uljan Bayboussinova y el cantautor vasco Imanol, a capella o acompañándose de txalaparta, en el teatro al aire libre de la montaña de carbón Halde Haniel en Bottrop. Con este recital se inaugurará una instalación en la cima de la montaña con más de un centenar de traviesas de ferrocarril reconvertidas en esculturas de Agustín Ibarrola, que servirá de fondo escenográfico permanente para el teatro. Continuando con el canto, durante la primera semana de septiembre se representará una puesta en escena de Christoph Marthaler, con escenografía y vestuario de Anna Viebrock, del ciclo La bella molinera, de Schubert, en Dortmund, y asimismo del Viaje de invierno, también de Schubert, en Duisburg, con la estupenda Christine Schäfer y la dirección escénica de Oliver Herrmann. Más adelante, a mediados de mes, habrá un espectáculo alrededor de canciones del exilio con el libro de Hollywood de Hans Eisler, en una puesta en escena de Schorsch Kamerun.

La única cita operística de

esta primera entrega de la Trienal del Ruhr es Don Giovanni, de Mozart, con la Mahler Chamber Orchestra dirigida por Hans Zender en la Ruhrfestspielhaus de Recklinghausen a partir del 28 de septiembre. Klaus Michael Grüber es el director de escena y Eduardo Arroyo el escenógrafo. El pintor español ha manifestado que para él 'Don Giovanni es Don Juan y todo transcurre en Sevilla, nunca en Italia o Austria. Giovanni es español, un soñador, un entusiasta, un melancólico'. Incluso ha establecido ciertas correspondencias entre las relaciones de Leporello y Don Juan con las de Don Quijote y Sancho. En el reparto de la ópera mozartiana debutará en el papel de Doña Anna la soprano navarra María Bayo. En el terreno teatral destaca una tragedia de Eurípides dirigida por Peter Sellars y además La caída de los dioses, de Luchino Visconti, con dirección de Johan Simons y Paul Koek, y músicas de Goebbels, Uitti, Van der Meer y Koek. Respecto a la danza sobresalen las actuaciones de Mikhail Baryshnikov. De espectáculos o estrenos de la última década del Festival de Salzburgo, Mortier recupera este año el programa doble integrado por Pierrot lunar, de Schönberg, y Cuarteto para el fin de los tiempos, de Messiaen, con dirección a cargo de Marthaler y músicos del Klangforum de Viena, y la Quinta sinfonía, de Philip Glass, que volverá a contar en su reposición en Hamm el 21 de septiembre con el concurso del excelente Orfeón Donostiarra. Ciclos de jazz y conciertos completan lo más destacado de la programación.

Que la fiesta comience

LOS ESPECTÁCULOS de la Trienal del Ruhr se celebran este año en 13 espacios diferentes de 8 ciudades en una distancia máxima oeste-este, entre Duisburg y Dortmund, de unos 40 kilómetros. La próxima primavera se incorporará el Jahrhunderthalle de Bochum, la nave más extensa y llamativa de la zona, que albergará, entre otros, el montaje de La Fura dels Baus y Jaume Plensa para La flauta mágica, de Mozart, que dirigirá Minkowski; San Francisco de Asís, de Messiaen, con Peter Sellars, Sylvain Cambreling y Jose van Dam, o un espectáculo Bach proyectado por Philippe Herreweghe. Otro espacio insólito que se incorporará en 2003 es el gasómetro de Oberhausen, con una instalación de vídeo de Bill Viola, ambientada con canto gregoriano y música minimal. El aeropuerto de acceso a la cuenca del Ruhr más cómodo desde España es Düsseldorf. Más información adicional se puede consultar en Internet en www. ruhrtriennale.de.

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