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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Sexo cándido en el Japón moderno

Gracias a los auspicios de la Unesco y la ayuda financiera de Japón, los lectores españoles están teniendo la oportunidad de leer por vez primera en su propio idioma una serie de obras fundamentales de la literatura japonesa, casi todas las cuales ya habían sido traducidas a otras lenguas occidentales con más tradición en este campo. Del mismo modo, la empresa ha sido posible por el trabajo de una serie de especialistas capaces de acceder directamente al texto original, como ocurre en este caso, en que podemos disfrutar de una soberbia versión, llena de ingenio y de frescura, de Fernando Rodríguez-Izquierdo, profesor de la universidad hispalense al que debemos algunas otras excelentes traducciones, como, por ejemplo, la de La vida enmascarada del señor de Musashi, de Junichiro Tanizaki. Como remate, un documentado prólogo sirve de presentación al texto.

VITA SEXUALIS

Ogai Mori Traducción de Fernando Rodríguez-Izquierdo Gavala Prólogo de Kayoko Takagi Trotta/Unesco. Madrid, 2002 182 páginas. 9,13 euros

Ogai Mori, autor prácticamente desconocido hasta ahora entre nosotros, es pese a ello uno de los más significados creadores de la literatura japonesa moderna. Nacido en 1862, estudió medicina en Tokio y más tarde en Alemania, de donde regresó en 1888 para seguir desarrollando su carrera como oficial médico del ejército. Su vida literaria, que comienza en 1890 con una novela corta, Maihime (La danzarina), se vio interrumpida dos años después por sus obligaciones militares, por lo que sus grandes obras se apiñan en un corto periodo de tiempo, entre 1909 y 1912, año en que el suicidio ritual (seppuku o harakiri) del general Nogi Maresuke, siguiendo la muerte del emperador, le produce tal conmoción espiritual que le lleva a abandonar la literatura de ficción.

Mentor espiritual, junto con algunos otros intelectuales, como Natsume Sôseki (cuya obra más famosa, Yo, el gato, circula también entre nosotros desde hace muy poco en una magnífica traducción de Jesús González Vallés), de toda una generación, Mori es uno de los máximos representantes de esa cualidad ambigua de la modernidad japonesa que se mueve confusa entre la absorción de los valores de Occidente y la preservación de las virtudes tradicionales. En su caso, la opción personal fue la de poner sus conocimientos científicos y literarios, obtenidos del contacto con la cultura europea, al servicio de una concepción patriótica teñida de ascetismo y autosacrificio.

Mori escribió un total de cuatro novelas: Vita sexualis (1909), Seinen (Un joven, 1910-1911), Gan (La oca salvaje, 1911-1913) y Kaijin (Ruinas, 1911-1912, incompleta). Si la tercera de ellas es la más conocida, por ser la más lograda y la más compleja, la primera es tal vez la más popular, sin duda debido a su ligereza, su ingenuidad y su fino sentido del humor a la hora de relatar las reacciones del protagonista (que no es otro que el propio autor, pues el contenido de la novela es autobiográfico en alto grado) ante la escalonada revelación de la sexualidad, entre los seis y los veinticinco años.

La novela, que no puede ser más delicada en el tratamiento del tema, fue, sin embargo, retirada de la circulación posiblemente por la insistencia del escritor en el peligro de sodomización que en sus internados corrían los jóvenes estudiantes ante sus propios compañeros. El relato toca numerosas cuestiones: critica el enfoque dado a la sexualidad por parte de los autores naturalistas franceses y de sus seguidores japoneses, se interroga sobre la relación entre el verdadero amor y la mera pulsión sexual, denuncia la práctica de imponer a las mujeres japonesas el marido elegido por sus familias, reflexiona sobre el complejo de inferioridad producido por una apariencia física poco agraciada... Pero, sobre todo, es una divertida narración de los cándidos contactos del protagonista con las imágenes eróticas, con los barrios de placer, con las fiestas de las geishas, con el mundo de la prostitución, con las mujeres en general. En suma, un libro ideal para empezar a conocer (o para conocer mejor) la literatura japonesa del siglo XX.

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