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Crónica:Ciencia recreativa / 21 | GENTE
Crónica
Texto informativo con interpretación

¿QUÉ HACE ESE CLON EN MI BUTACA?

Javier Sampedro

La mayoría de los grupos religiosos se oponen a la clonación humana, pero hay una excepción notable: la secta raëliana. Por lo visto, el 13 de diciembre de 1973, un periodista francés de nombre Claude Vorilhon estaba visitando el cráter de Puy de Lassolas, en la Auvernia francesa, cuando se le apareció un marciano (lo que suma dos marcianos). Vorilhon, que desde entonces se hace llamar Raël, asegura que el extraterrestre medía un metro veinte y tenía la piel verde, como es de rigor. También asegura que le dijo: 'Nosotros somos los que hemos creado la vida en la Tierra, y nos habéis tomado por dioses. Estamos en el origen de vuestras principales religiones. Ahora que estáis lo bastante avanzados para comprender esto, deseamos establecer un contacto oficial por medio de una embajada'. (Quizá el lector esté lo bastante avanzado para comprender eso, pero yo debo de seguir en la edad de piedra).

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Según el marciano, la vida en la Tierra no es producto de la evolución, pero tampoco es obra de ningún Dios. Por expresarlo con sus adverbios: 'Es una creación deliberadamente elegida por un pueblo científicamente avanzado, que creó a los humanos exactamente a su imagen'. (¿A su imagen? ¿A la imagen de ese tipo verde de un metro veinte? ¿Pero qué beben estos pueblos científicamente avanzados, si puede saberse?). El movimiento raëliano explica en su página web (www.rael.org): 'Ahora que nuestros científicos están creando vida gracias a la síntesis del ADN, somos al fin capaces de comprender a nuestros creadores de una manera racional en vez de mistificar y caer tontamente en la adoración. Es por esta razón que los Elohim [los marcianos] se han puesto en contacto con el periodista francés Raël'. En fin, ya ven que se trata de una típica filtración interesada a la prensa. Lo de vender exclusivas debe ser una constante cósmica.

Pero ¿a qué viene esa insistencia en que les construyamos una embajada? He aquí la explicación: 'Los Elohim no son invasores. Han manifestado su deseo de venir a encontrarnos, pero respetan nuestro derecho de poder decir no. Y ellos no vendrán hasta que construyamos la embajada, tan grande es su respeto y su amor por nosotros'. Bueno, vale, mucho respeto y mucho amor, pero a ver si luego van a empezar a pedir que la embajada tenga minibar, piscina, pista de padel o cualquier otra cosa de ese tipo.

El caso es que, mientras las negociaciones para construir la embajada proceden con comprensible lentitud, los raëlianos quieren clonarse. El año pasado consiguieron una audiencia en el Congreso estadounidense para plantear su postura, y hasta han fichado a una supuesta científica llamada Brigitte Boisselier para que se ocupe de las recolecciones de óvulos, las transferencias nucleares y todas esas cosas. El propio Raël ha explicado lo que hay detrás de todo esto: 'Una vez que clonemos réplicas exactas de todos nosotros, el siguiente paso será transferir nuestra memoria y personalidad a nuestros nuevos cerebros clonados, lo que nos permitirá vivir verdaderamente para siempre'. ¡Acabáramos! La vida eterna.

Hace años que el filósofo Daniel Dennett y el físico Douglas Hofstadter plantearon el siguiente dilema. Usted es un astronauta, y la NASA le envía a Marte (no tema: esta vez han hecho bien la conversión de metros a pulgadas). Mientras usted está en el planeta rojo, la NASA se queda sin presupuesto (o estalla una guerra, no recuerdo muy bien) y le comunican que no pueden traerle de vuelta a la Tierra. Vamos, que se tiene que quedar usted en Marte hasta que se le acabe la comida y se muera de hambre. Por supuesto, usted lleva su preceptiva pastilla de cianuro, pero, antes de usarla, los técnicos de la NASA le ofrecen lo siguiente: construir en la Tierra una réplica exacta de usted mismo y -como en el caso raëliano- transferir al cerebro de la réplica todas sus memorias y códigos cerebrales, totalmente actualizados. Después usted se toma la pastilla de cianuro y ya está: usted muere en Marte, pero al mismo tiempo renace en su casa de Miami, exactamente en el mismo estado mental y biográfico. Es como hacer un viaje instantáneo, ¿no? Qué gran idea de la NASA, ¿no? Pues no.

La mejor forma de ver que la oferta de la NASA no le sirve a usted para nada, ni tiene nada que ver con la inmortalidad, es imaginar que, después de haber hecho la réplica y todo lo demás, la situación presupuestaria mejore y le traigan de vuelta a la Tierra. Imagínese ahora entrando en su casa y viendo a su clon sentado en su butaca favorita. Y ahora vuelva a imaginarse muerto en Marte. ¿A que la vida eterna no era eso?

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