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Las líneas aéreas estadounidenses prevén pérdidas de 10.000 millones por la guerra

Varias firmas, incluida la número uno, American Airlines, preparan suspensión de pagos

Las líneas aéreas de Estados Unidos se enfrentan a la peor crisis de su historia con el estallido de una nueva guerra en el Golfo. Un conflicto que dure tres meses supondrá la pérdida de unos 70.000 empleos y 4.000 millones de dólares adicionales en números rojos a añadir a los 6.700 ya esperados, según cálculos del sector. American Airlines, la primera aerolínea del mundo, prepara ya la suspensión de pagos, situación en la que el año pasado entraron United Airlines, número dos, y US Airways. La semana pasada lo hizo Hawaiian Airlines.

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"Por la experiencia de la primera guerra del Golfo sabemos que debemos esperar graves consecuencias económicas" del nuevo conflicto, dice James May, presidente de la Asociación del Transporte Aéreo (ATA) estadounidense, para describir el panorama a que se enfrenta la aviación civil en Estados Unidos, cargada con exceso de oferta y fuerte endeudamiento en un momento en que caen el número de pasajeros y de vuelos.

La Asociación Internacional de Líneas Aéreas, IATA, ratificó el sábado las previsiones de la división estadounidense y cifró en 10.000 millones de euros las pérdidas esperadas. Esta cantidad se sumaría a los 30.000 que ya perdieron como consecuencia de los atentados del 11-S, de los que aún no se han repuesto.

La guerra del Golfo de 1991 redujo un 8% la demanda aérea en Estados Unidos y, como consecuencia de la actual operación Libertad Iraquí, la ATA espera una caída del 10%, a la que también contribuirá el temor a ataques terroristas de represalia. El mes pasado, dominado por la alerta naranja, la misma que rige desde el que el miércoles comenzó el bombardeo de Bagdad, fueron canceladas en Estados Unidos más del 20% de las reservas para vuelos internacionales. Las compañías aéreas del país han perdido 18.000 millones de dólares en los pasados dos años y despedido a 100.000 trabajadores desde el 11-S. Para el actual ejercicio, la ATA esperaba otros 6.700 millones en resultados negativos, a los que ahora suma 4.000 millones más si el conflicto no dura más de un trimestre.

Desaparición de compañías

May cree que la crisis forzará nuevas suspensiones de pagos y hasta la desaparición de algunas compañías, como sucedió hace 12 años, cuando siete aerolíneas se refugiaron temporalmente en la suspensión de pagos, mientras reorganizaban su estructura de gastos, y tres de ellas acabaron liquidadas: Eastern, Pan Am y Midway. "Una guerra nos va a crear verdaderos problemas", pronostica Gordon Bethune, presidente de Continental Airlines, una de las supervivientes de las suspensiones de pagos del 1991. "Todas las compañías van a estar sometidas a tensión y algunas no serán capaces de superarla".

United Airlines, que presentó suspensión de pagos en diciembre, ha pedido al juez seis meses más de plazo para elaborar un programa de salvamento y acaba de recortar un 8% de sus vuelos, nacionales e internacionales. American Airlines está negociando un plan de financiación de 4.000 millones a partir del cual solicitar la protección de sus acreedores. Por las dimensiones de la compañía, su caso es el más llamativo de un sector endeudado con 100.000 millones de dólares y en caída libre en la Bolsa. Sólo Southwest, una empresa de mediano tamaño especializada en billetes baratos, tuvo beneficios en 2002, por lo que fue premiada con una capitalización bursátil superior a todas las demás juntas. Hawaiian Airlines se acogió el pasado sábado a la ley de quiebras y Northwest anunció 4.900 despidos y la eliminación del 12% de sus vuelos.

Las compañías aplican a la desesperada todas las estrategias de ahorro, desde el abono por adelantado del combustible a la renegociación salarial y de pagos a proveedores pasando por la congelación de pedidos y el cabildeo en los pasillos del Congreso en busca de ayudas que no se dejan ver. Tras el 11-S, las líneas aéreas recibieron compromisos formales de ayuda por valor de 15.000 millones, aún no ejecutados en parte.

John Snow, secretario del Tesoro, piensa que la ATA exagera en sus proyecciones. "Creo que serán capaces de salir de ésta sin grandes convulsiones, pero el sector aéreo tiene que cambiar a largo plazo", dijo hace unos días. "Si quieren sobrevivir, tienen que cambiar su estructura de costes".

Los analistas coinciden en señalar que buena parte de los males del sector son autoinfligidos, fruto de un crecimiento descontrolado durante los años de expansión económica de la pasada década, con renovaciones de flotas, aumento de vuelos e incrementos salariales que se han convertido en cargas insoportables en fases de contracción como la que padece la aviación civil desde el año 2000. "Está claro que la guerra va a colocar a algunas al borde del precipicio, pero si hubieran abordado la situación hace dos años no estarían así", comentaba la semana pasada Kevin Mitchell, presidente de una asociación profesional de viajeros de negocios.

Estos analistas consideran que la desaparición de algunas compañías contribuiría a aliviar el sector. "El cierre de United Airlines puede ser lo mejor para el sector", escribía recientemente en un informe un experto de J. P. Morgan Securities.

Un avión de American Airlines, la primera  compañía aérea del mundo.
Un avión de American Airlines, la primera compañía aérea del mundo.ASSOCIATED PRESS

150.000 despidos en sólo dos años

La crisis de las aerolíneas tiene un claro reflejo en la magnitud de las plantillas. Las compañías recurren a la reducción de personal como una de las principales medidas para salir de sus números rojos. Entre 2001 y 2002, el sector ha despedido a más de 150.000 trabajadores en todo el mundo. La mayor parte de estos despidos comenzó a raíz de los atentados del 11-S.

En lo poco que va de año, numerosas empresas han anunciado próximas reestructuraciones, una situación que previsiblemente empeorará si el conflicto con Irak reduce su negocio tanto como prevén. United Airlines, declarada en quiebra desde el pasado 9 de diciembre, anunció a principios de año el recorte de cerca de 1.500 empleos, en el marco de su reestructuración financiera. Air Lib, cuya liquidación fue decretada por un tribunal, dejó en la calle a 3.200 trabajadores. De ellos, Air France decidió hace algo más de un mes rescatar a un 30% para incorporarlos a su plantilla.

Con una medida menos drástica, la alemana Lufthansa ha decidido congelar los salarios de sus empleados para aguantar los estragos de la crisis.

Los datos de despidos en el sector aéreo se han acelerado en los últimos días. En el contexto prebélico, Japan Airlines elevó a 3.600 el número de empleados que pensaba despedir, tras haber anunciado anteriormente que serían 3.000. Utilizando ya de forma concreta el conflicto de Irak como motivo para recortar plantilla, Air Canada anunció hace pocos días que suprimirá también 3.600 empleos de aquí a finales de año.

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