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LA POSGUERRA DE IRAK | Discurso de Bush

Powell y Rumsfeld se enfrentan por la sustitución del 'virrey' de Irak

Enric González

La Casa Blanca ha decidido reemplazar al general retirado Jay Garner como virrey de Irak. La máxima autoridad civil en Bagdad debería pasar muy pronto a manos de Paul Bremer, un diplomático que fue asesor antiterrorista de Ronald Reagan y mantiene una estrecha relación con Henry Kissinger, según confirmaron ayer fuentes del Departamento de Estado. Garner seguirá probablemente como encargado de la reconstrucción, pero bajo las órdenes de Bremer. El relevo supone un reconocimiento tácito de que el general retirado no ha logrado hacerse con las riendas de una situación caótica y es, en ese sentido, un golpe para el Pentágono y su jefe, Donald Rumsfeld, principal patrocinador de Garner.

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El nombramiento de Bremer, aún no hecho oficial por la Casa Blanca, ha abierto una crisis en el Gobierno estadounidense. Bremer es, pese a sus ideas ultraconservadoras, un hombre procedente del Departamento de Estado y de la diplomacia, y bien visto por Colin Powell. El jefe del Pentágono no ocultó ayer su malestar por la noticia. Rumsfeld emitió desde Londres una brevísima declaración oficial en la que aseguraba que Garner hacía "un trabajo sobresaliente para la nación" y que cualquier sugerencia en sentido contrario era "falsa y malevolente". Y subrayaba que el envío de Bremer a Bagdad no era aún oficial recordando que la Casa Blanca no había "hecho anuncio alguno sobre otros nombramientos".

El Pentágono aspiraba a capitalizar el éxito de la invasión acaparando todo el poder en la posguerra. Rumsfeld logró que uno de los suyos, Jay Garner, asumiera el mando, e impuso su propia fórmula de Gobierno interino, y ayudó a que el iraquí exiliado Ahmed Chalabi, muy bien visto por el Pentágono, se situara como aspirante a presidir el país en cuanto la ocupación militar dejara paso a una relativa normalidad.

Los problemas de Garner

Pero fuentes del Departamento de Estado indicaban ayer que Garner había mostrado una profunda desconexión con la realidad desde su llegada a Bagdad, hace sólo un par de semanas; no había logrado coordinarse con otros departamentos del Gobierno y no inspiraba confianza en los Gobiernos aliados.

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Washington es cada día más consciente de que necesita ayuda de la ONU y de sus aliados para reconstruir Irak física e institucionalmente, y, según fuentes diplomáticas estadounidenses, Paul Bremer parece más capaz que Garner de coordinar el Gobierno en Bagdad y de recabar la asistencia de otros ejecutivos y de las instituciones internacionales.

Bremer fue embajador en Holanda entre 1983 y 1986, año en que Reagan le nombró asesor antiterrorista de la Casa Blanca. En 1989 dejó atrás 29 años como diplomático e ingresó en la empresa consultora de Kissinger y, más tarde, en la sociedad Marsh & McLennan, como asesor de empresas en situaciones de crisis provocadas por atentados o desastres naturales.

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