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ATENTADO DE ETA EN NAVARRA

Extrovertido y amante de la vida

Boni, como todo el mundo le llamaba, le había hecho el DNI a media Navarra. Era un policía conocido, tras vivir en Pamplona los últimos 27 años. Casado con Carmen Pérez, una navarra de Larraga, tenían dos hijas: Leticia, de 25, y Ana, de 24. Martín había conocido a su futura esposa en San Sebastián, donde dio sus primeros pasos como policía. Luego pidió el traslado para formar una familia en Pamplona. Extrovertido y amante de la vida, el agente, pese a estar muy integrado en el barrio de La Milagrosa, donde vivía, no había olvidado sus raíces. Todos los agostos, coincidiendo con las fiestas de su Sanchorreja natal, se marchaba allí unos días, junto a María Rosa Herráez, sobrina suya y alcaldesa de la localidad, de apenas 100 vecinos.

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