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EMI compite con un grupo de inversores por la división musical de Time Warner

El gigante de la industria discográfica que creó a estrellas como Madonna, Prince o REM puede decidir hoy el cierre de ese negocio. Time Warner estudiará al menos dos ofertas suculentas de compra para su división musical, Warner Music, el sello discográfico líder del mercado en los últimos 36 años. La británica EMI compite con un grupo de inversores independientes en una puja que ya alcanza los 2.500 millones de dólares.

Si Time Warner culmina las conversaciones de hoy con la venta de sus intereses discográficos, el sector quedará enfrentado a la mayor reorganización de su historia en el peor momento, cuando el intercambio de archivos musicales por Internet ha provocado una revolución sobre la manera de hacer negocio en este mercado.

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Warner Music puede cerrar hoy su reinado de 36 años en la industria musical cuando el consejo de dirección entregue a Ricard D. Parsons, presidente de la empresa matriz, su valoración de las dos ofertas principales que la compañía tiene sobre la mesa. Cualquiera de ellas sirve para sanear las cuentas de Time Warner mediante la venta de una de las divisiones con peor proporción entre gastos e ingresos. La empresa acumula una deuda de 28.000 millones de dólares a pesar de haberse desprendido de efectivos poco rentables, como inversiones en equipos deportivos, en pequeños canales de cable o incluso en factorías de fabricación de DVD.

Primera puja

La primera de las pujas en la subasta procede de la discográfica británica EMI, dueña de un catálogo que incluye a los Beatles y a los Rolling Stones. La compañía ofrece desde hace meses 1.000 millones de dólares, pero ha sumado a esa promesa una porción de acciones en la empresa resultante. Se habla de la posibilidad de que Warner Music retenga entre el 20 y 25 por ciento de la empresa final. Esta operación proporciona a Warner una ventaja sentimental: mantendría un vínculo con la industria discográfica y le permitiría seguir presumiendo de un catálogo en el que están Led Zeppelín o Jimi Hendrix.

Pero la segunda oferta es más sabrosa. La han presentado dos inversores multimillonarios de perfil pintoresco, Edgard Bronfman Jr. y Haim Saban, que han reunido 2.500 millones de dólares para tratar de hacerse con Warner Music.

Edgard Bronfman Jr. heredó la destilaría Seagram, dueña de varias marcas de whisky, pero saltó a Hollywood con la compra de MCA. Construyó un coloso discográfico al hacerse con Polygram, aglutinó Universal Music, pero se lo malvendió al grupo Vivendi. Trató de recuperar la división musical cuando la deuda empezó a aplastar al grupo francés, pero perdió la subasta por la oferta inigualable que presentó la NBC, propiedad de General Motors. En sus ratos libres, Bronfman compone melodías de dudoso valor para la cantante Celine Dion.

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