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Cadena perpetua para los acusados de los atentados de Moscú en 1999

Pilar Bonet

Un tribunal de Moscú impuso ayer sendas condenas a cadena perpetua a dos de los supuestos responsables de las voladuras de tres bloques de viviendas (dos en Moscú y otro en la ciudad de Volgodonsk) en septiembre de 1999. Aquellos atentados, que dejaron más de 240 muertos, fueron atribuidos por las autoridades rusas a los separatistas de Chechenia y sirvieron para justificar el inicio de la segunda guerra en aquel territorio caucásico.

El juicio contra Adam Dekkushev, de 42 años, y Iusuf Krimshamjálov, de 37, transcurrió a puerta cerrada y parte del sumario es secreto. La sentencia contra estos ciudadanos rusos de origen caucásico (de la república de Karachaevo-Cherkesia), aunque no checheno, deja muchas preguntas en el aire. Los condenados han reconocido sólo parte de los cargos que se les imputan y niegan ser autores de las explosiones en Moscú.

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Según el tribunal, actuaron como ejecutores de las órdenes de dos árabes activos en la guerrilla de Chechenia (Jatab y Abú Umar, ambos muertos en enfrentamientos con los federales). A esta versión se le contrapone la del magnate exiliado, el ex vicesecretario de Seguridad de Rusia Borís Berezovski, que acusa a los órganos de seguridad rusos de las explosiones.

La movilización militar contra el separatismo checheno, iniciada en octubre de 1999, permitió a Putin hacerse popular cuando era primer ministro y antes de que el presidente Borís Yeltsin le eligiera como su sucesor. Dekkushev y Krimshamjálov, que tienen derecho a recurrir ante una instancia superior, fueron declarados culpables de terrorismo, asesinato con especial alevosía y pertenencia a banda armada, así como tenencia y transporte ilegal de explosivos. El fiscal pidió cadena perpetua, dada la moratoria sobre la pena capital vigente en Rusia.

Muertos en Chechenia

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En las explosiones se consideran involucrados varias personas más, parte de las cuales han muerto en Chechenia. Entre las confusas circunstancias del proceso está la detención en octubre por supuesta tenencia ilícita de armas del abogado Mijaíl Trepashkin, miembro de la comisión investigadora independiente, que dirige Serguéi Kovaliov, el ex responsable de derechos humanos de Yeltsin. Trepashkin, que trabajó en los órganos de seguridad de 1984 a 1996, se enfrentó en varias ocasiones a sus antiguos patrones.

En nombre del prestigio de Putin, las tropas rusas deben capturar a los líderes guerrilleros chechenos como Shamil Basáiev antes de las próximas elecciones presidenciales, según el semanario VPK. Putin podría emularse entonces con su colega norteamericano George W. Bush, cuya popularidad se ha beneficiado de la captura de Sadam Hussein. Si los federales consiguieran su objetivo, señalaba el analista Mijaíl Jodariónok, existen "fundados pronósticos" de que los "más odiosos líderes de las bandas armadas" no llegarían vivos a prisión.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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