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LA RETIRADA DE GAZA

Las facciones palestinas toman posiciones y se atribuyen el éxito de la salida israelí

El Gobierno de Abbas dice que sólo sus funcionarios entrarán en los asentamientos evacuados

Se aproxima un día ansiado por los palestinos desde hace casi cuatro décadas y las organizaciones políticas toman posiciones en Gaza. La Autoridad Nacional Palestina (ANP) y el Movimiento de Resistencia Islámica Hamás atribuyen la retirada israelí a sus respectivas estrategias, la de la negociación con el Estado hebreo, patrocinada por la ANP, y la de la lucha armada, por los fundamentalistas. El Gobierno de Mahmud Abbas asegura que sólo sus funcionarios y uniformados entrarán en los asentamientos una vez evacuados.

Hamás promete que "celebrará el triunfo en las colonias y en todas las ciudades de Gaza".

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La ANP pretende a toda costa imponer su autoridad, y a duras penas lo consigue. Anteayer, el presidente, Mahmud Abbas, dio órdenes para que los 21 asentamientos de la franja, sin presencia de sus moradores judíos, sean declarados zona militar cerrada, a la que sólo podrán adentrarse los funcionarios del Gobierno. Pero Hamás no piensa acatar la orden y ya ha mostrado en jornadas previas su poderío con ejercicios castrenses en los que sus milicias simulaban cómo entrarán en las colonias.

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"Mohamed Dahlan [ministro palestino de Asuntos Civiles y brazo derecho de Abbas] puede decir lo que quiera. Pretende dar a entender que la retirada es producto de las negociaciones con el Gobierno de Ariel Sharon, pero la victoria es del pueblo, de la resistencia, y no de la Autoridad Palestina. Nosotros haremos lo que decidamos. Y aunque Dahlan dice que los actos deben limitarse a Gaza, Rafah y Yan Yunis, nosotros lo haremos en todos los pueblos y ciudades", aseguró ayer a este diario Jalil Nofal, miembro de la cúpula de Hamás.

La organización fundamentalista se siente poderosa. "Tenemos nuestro programa de celebraciones. Será una sorpresa, algo modesto, pero especial. Aunque la Autoridad Palestina está intentando que no lo festejemos", añade Nofal. Ambas partes tratan de apropiarse de los réditos políticos de la evacuación de los colonos y de la posterior retirada militar israelí, que está previsto que concluya totalmente en el mes de octubre, después de una ocupación que comenzó en la guerra de los Seis Días, en junio de 1967. Nofal sonríe cuando señala que el sábado fracasaron en su intento de alquilar un autobús para trasladar a invitados a una boda. "Todas las furgonetas estaban reservadas para la ANP", comenta en su domicilio el dirigente de Hamás.

El Gobierno de Abbas, que reside en la ciudad de Gaza desde hace un par de semanas, no deja nada al azar. Mohamed Dahlan se reunió en la mañana de ayer con los jefes de los clanes tribales palestinos para persuadirles de que traten de frenar cualquier desmán de sus acólitos y de atraerlos a sus tesis.

Hamás, que piensa a largo, muy largo plazo, hasta conseguir la reconquista de todo el territorio de la antigua Palestina (que incluye lo que hoy es Israel), no varía su estrategia desde su fundación, en 1987. Sus asociaciones caritativas, que se han ganado el respaldo de enormes capas de la población en los territorios ocupados, sobre todo en Gaza, continuaban ayer sus labores como cualquier otro día. Con todo, es previsible que las constantes trifulcas entre el movimiento fundamentalista y el Ejecutivo se aplazarán al día posterior a la salida del Ejército hebreo.

La satisfacción cunde entre la población. Se aprecia en los semblantes de los lugareños, y más aún entre los líderes gobernantes. No obstante, pese a las promesas de todas las facciones palestinas, nadie estaba seguro ayer de que no fueran a brotar incidentes violentos a partir de la pasada medianoche.

Y el menos interesado en que se produzcan esos altercados es el Ejecutivo de Abbas, dirigente de Al Fatah, el principal de los grupos de la Organización para la Liberación de Palestina. Por ello, el ministro del Interior, Naser Yusef, ordenó ayer a las fuerzas de seguridad que extremen la precaución para evitar ataques aislados. Como el que en la madrugada de ayer se produjo contra el asentamiento de Kefar Darom, en el centro de la franja de Gaza. Un militante palestino disparó contra la colonia y la respuesta del Ejército israelí fue tan inmediata como errónea. Un tanque del Tsahal disparó, pero hirió a seis de sus soldados, uno de ellos de gravedad.

Para tratar de impedir sucesos como éste, la ANP desplegó ayer a 7.500 policías en torno a los asentamientos, de común acuerdo con los militares israelíes. Algunos agentes palestinos se situaron a escasos cientos de metros de las torretas que vigilan las colonias judías. Por la tarde era notoria su actividad. Los controles policiales se apostaban por doquier en la carretera que parte hacia el sur desde la ciudad de Gaza y destartalados campamentos de la policía palestina se desparramaban en las cercanías de Nuseirat -contiguo a la colonia de Netzarim- y de Deir el Balah, próximo a Kafar Darom, donde se pudieron oír ráfagas de fusiles automáticos.

A dos horas de la medianoche, las calles de la franja comenzaron a llenarse de gente. Algunos jóvenes se encaramaban a los postes de electricidad para colgar pancartas alusivas a la evacuación, y los hombres armados salían de cualquier esquina y bajaban de sus vehículos delante de la comisaría en el barrio Rimal, uno de los más acomodados de la ciudad. Todo estaba listo para una gran fiesta. Y es que la alegría, aunque también la tensión, están a flor de piel entre los palestinos a una jornada de lo que consideran el "comienzo de la liberación" de los territorios ocupados.

Policías israelíes detienen a un colono tras un enfrentamiento en el asentamiento de Kafar Darom, en Gaza.
Policías israelíes detienen a un colono tras un enfrentamiento en el asentamiento de Kafar Darom, en Gaza.EFE

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