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Con el son de las olas

Carmen Amaya nació en Barcelona en 1913 y murió en Bagur (Girona) en 1963. Todos los que la vieron bailar recuerdan la fuerza y la emoción de su arte. El coreógrafo José Antonio, que llegó a conocerla, montó La leyenda como homenaje a la bailaora. "La dificultad vino al plantear el personaje con una dualidad muy atractiva: ella, la mujer carnal, lo físico; y ella, la mujer inmortal, el arte, el espíritu, lo intangible", contó José Antonio cuando representó la pieza coincidiendo con el 40º aniversario de la muerte de Amaya.

Los fotógrafos Colita y Julio Ubiña estuvieron durante varios meses en el rodaje de la película Los Tarantos, de Rovira Beleta. Las imágenes que captaron formaron parte del libro Carmen Amaya 1963: Taranta, Agosto, Luto y Ausencia, con un texto del flamencólogo Francisco Hidalgo. "Creo en los dioses porque he visto a dos en mi vida. Uno era Orson Welles, otra, Carmen Amaya", afirmó en la presentación de la exposición de las imágenes en 1999 Colita. "Tenía un don innato que la llevó a reformar el baile flamenco. Antes, las mujeres bailaban de cintura para arriba, de manera reposada y tranquila. Ella desplazó la figura y recorrió todo el escenario añadiendo ímpetu. Donde una bailarina daba una vuelta, ella daba tres", dijo Hidalgo. "Ella decía que había aprendido

a bailar con el son de las olas".

Colita recordó cómo después del rodaje de Los Tarantos la artista invitó al equipo a su casa de Bagur. Allí, Julio Ubiña, fallecido en 1988, capturó su última actuación.

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