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Reportaje:El CAMBIO FEMENINO EN TURQUÍA

Cadena perpetua para los asesinatos por 'honor'

La conducta 'indecorosa' de las mujeres puede costarles la vida a manos de sus parientes, que 'limpian' así la honra familiar

Namus quiere decir honor. Para las mujeres se traduce en honra y dicta la vida -en ocasiones también la muerte- de buena parte de las turcas. Sobre su cuerpo y su conducta recae la dignidad de la familia. Y hay padres, hermanos o maridos dispuestos a matar a la mujer que la manche con un acto considerado indecoroso. Son los llamados "crímenes por honor", namus cinayeti.

"Hasta hace unos meses, un hombre podía matar a una mujer de su familia por haber sido violada o querer divorciarse, por ejemplo, y le salía casi gratis", explica la abogada Hülya Gülbahar. "Era muy barato asesinar a una mujer por namus. La condena solía quedarse en dos años y medio de cárcel", añade. El nuevo Código Penal, en vigor desde junio pasado, castiga ya estos asesinatos con cadena perpetua.

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Esa pena máxima acaba de aplicarse en un caso de fuerte repercusión, el de Güldünya Tören, asesinada en febrero del año pasado. Esta mujer de 24 años había rechazado casarse, pese a haber quedado embarazada. Su familia la envió entonces a Estambul. Allí, uno de sus hermanos le dió una soga para que se ahorcara. Ella escapó. Pidió protección a la policía y su hermano prometió no matarla, según Amnistía Internacional. Dos meses después de que diera a luz a un bebé al que llamó Umut (Esperanza), los hermanos de Güldünya la tirotearon en la calle. Sobrevivió, pero la remataron de un tiro en la cabeza cuando estaba sola en el hospital.

La lucha contra estos crímenes ha arreciado en los últimos años. "En 1998, una niña de 15 años fue asesinada por su hermano por haber ido a ver las tiendas del bazar sin tener permiso", relata la periodista Nevval Sevindi, que acudió a la ciudad de Urfa para protestar contra este crimen cometido allí y creó una asociación con ese fin. "A veces estos asesinatos se camuflan como un accidente. Se obliga a la víctima a tenderse en el suelo para atropellarla o se le echa cal viva. También se la obliga a suicidarse".

No hay cifras oficiales sobre la incidencia de estos asesinatos, reconoce la subdirectora general sobre la Situación de las Mujeres, Leyla Coskum. Gülbahar estima que "al menos 200 mujeres son asesinadas por namus cada año". "En 2004 se registraron 55 casos", según Yuksal Mutlu, de la Asociación de Derechos Humanos. "Aunque hubiera sólo uno, resultan intolerables", asegura Coskum. "Hay que cambiar el punto de vista sobre la tradición que provoca estos crímenes", añade.

"Los asesinatos por honor son la punta del iceberg de un problema que tiene que ver con la educación y el desarrollo económico", considera Pinar Ilkkaracan, de la asociación Mujeres por los Derechos Humanos de las Mujeres. Para Amnistía Internacional está claro: "Los delitos en nombre del honor son cualquier cosa menos honrosos".

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