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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Con pistolas no hay diálogo

El robo de 350 revólveres y pistolas en Nimes, que las policías francesa y española atribuyen a ETA, ¿supondría la ruptura de la tregua o, como sostiene el Gobierno, se trataría de un episodio del pulso en que se ha empeñado la banda para mejorar su posición ante la negociación, pero sin voluntad de ruptura? El argumento de que mientras no haya muertos hay que dar por vigente la tregua es peligroso. Por una parte, supone ir convalidando cada paso de la escalada de los terroristas, desde la kale borroka a las acciones de rearme. Por otra, supone ignorar los contenidos concretos del acuerdo que dio paso al alto el fuego y que implicaba, según recogía el diario Gara el 10 de julio pasado, no realizar "tareas de abastecimiento de armas y explosivos".

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Una condición que casi todo el mundo había dado por supuesta desde el primer momento, al considerar impensable que sin ese requisito pudiera iniciarse el proceso que anunciaba el comunicado de marzo. Por eso, tanto si el golpe corresponde a una decisión de ETA como si es obra de un grupo disidente -hipótesis no descartable-, es necesario que los dirigentes de Batasuna se desmarquen con claridad si quieren ser tomados en serio. Si tal cosa no ocurre, lo lógico sería dar por suspendidas las negociaciones o contactos. No por definitivamente abandonado el proceso, al menos mientras no haya atentados personales; pero sí por suspendidos los contactos hasta que se den garantías de que no habrá ni violencia callejera, ni extorsión, ni atracos o robos de armas.

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Es cierto que si opta por esa vía, el Gobierno asume riesgos serios; pero no son menores los que tomaría Batasuna, a menos de ocho meses de las elecciones municipales. Contra lo que han querido hacer ver, los de Otegi no cuentan con mucho tiempo para recobrar la condición de partido legal; y es evidente que, en la nueva situación, una Batasuna que no se desmarque de ETA no podría participar en las elecciones. Las decisiones que en esas condiciones adoptaran los poderes de los que depende la legalización contarían con un fuerte respaldo social.

El robo, en una operación que incluyó el secuestro de dos mujeres y un niño, utilizados como rehenes por los atracadores, se ha producido en vísperas de la votación en el Parlamento Europeo de una resolución sobre el llamado proceso de paz. Está entre las costumbres de ETA intentar hacerse presente en los acontecimientos políticos, a fin de reafirmar que se considera con derecho a utilizar la violencia para reclamar lo que reclama. La idea de que ello no debe interferir en la agenda prevista no es aplicable. Cualquier resolución que no incluyera una referencia a este grave desafío estaría fuera de la realidad; y si fuera aprobada sólo por una parte de la Cámara estaría por debajo de lo que el desafío requiere. Sería lógico que los principales grupos plantearan hoy una nueva resolución susceptible de contar con el apoyo unánime del Europarlamento.

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