De Moscú a Eibar
Tatiana Nagornaya lleva casi 14 años en Eibar. Nacida en Moscú en 1961, en 1993 se hizo cargo del Club Ipurúa. El trabajo le fue propuesto a una compañera suya, pero no disponía del pasaporte en regla -"en ese año no era tan fácil salir de Rusia"- y le solicitó a Nagornaya que le reemplazara. Meses después, cuando su compañera llegó a Eibar, decidió que no le interesaba el puesto, y Nagornaya resolvió quedarse en la localidad guipuzcoana.
Licenciada en Educación Física, dirigió al equipo junior de su país de gimnasia rítmica y de 2000 a 2004, a la selección española. Asegura tener su vida establecida en Eibar, sin preocuparse en exceso por el futuro. "Estoy muy a gusto aquí. No me importa el lugar donde trabajar, sino que sea un trabajo bien hecho", dice. "Puedo volver a Moscú, pero me gustan los proyectos a largo plazo. Mi obligación es enseñar a estas niñas todo lo que sé, porque cuando lo haces así, también recibes y aprendes mucho", agrega.
Pisó por vez primera Eibar con su hija Natalia, que tenía entonces cinco años. La joven, que empezó practicando gimnasia rítmica y se adjudicó el título autonómico con 10 años, es ahora campeona de España junior de lanzamiento de peso. Además, estudia Traducción e Interpretación en la UPV.
En 1996, Oleg Ourmakaev abandonó también la capital rusa y marchó a Eibar para reunirse con su esposa y su hija. Ourmakaev, igualmente licenciado en Educación Física, es atleta y fue preseleccionado para el combinado de su país que iba a tomar parte en los Juegos de Atlanta, pero una lesión le impidió participar en sus especialidades, las pruebas de salto de altura y decatlón. Ahora se inscribe, y vence, en los campeonatos para veteranos que se celebran en toda España.
Pese a la distancia, la familia no pierde de vista Rusia. "Todos los años volvemos a Moscú y mantenemos el contacto con la familia y el país". "No sé qué es lo que va a pasar mañana. Puede que me marche, pero mi marido y mi hija están aquí muy bien", concluye Nagornaya.