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El "sueño francés" de 'Sarko'

Nicolas Sarkozy llegó a la sala Gaveau de París poco antes de las ocho y media. Su esposa y colaboradora, Cecilia, lo había hecho más de una hora y media antes, casi sonriente. Algo extraño en ella. No había pues misterio. Sarkozy iba a estar en la segunda vuelta. Uno de los colaboradores del candidato, Yves Jégo, dijo: "Estamos muy satisfechos".

Cuando Sarkozy tomó la palabra fue para prometer "amor" y "felicidad" a todos los franceses, a los que dijo "querer proteger", sobre todo a los "derrotados por la vida".

Una hora antes, un joven de origen magrebí, sin duda algo bebido y pronunciando palabras poco entusiastas a favor de Nicolas Sarkozy, fue desalojado por la policía de la sede de campaña de la Unión por un Movimiento Popular (UMP), el partido conservador de Sarkozy, bajo los aplausos entusiastas y excesivos de los militantes.

En su primer parlamento tras esta primera vuelta, Sarkozy quiso dar una imagen de hombre tranquilo y preocupado sobre todo por la suerte de los ciudadanos de condición humilde, intentando contrarrestar su imagen de hombre agitado y candidato de las grandes empresas.

"Sólo deseo reunir al pueblo francés en torno a un mismo sueño francés, el de un país fraterno" que invita a construir a "todos los hombres de buena voluntad, sean cuales sean sus orígenes, sea cual sea su religión, sea cual sea su partido".

A continuación, Sarkozy se paseó en coche por el centro de la ciudad de París, perseguido por un enjambre de motos y cámaras, para añadir unas palabras, tomadas por un operador subido a una motocicleta, saludando a los presentadores de la televisión pública.

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De nuevo se trataba de deshacer entuertos. A lo largo de la campaña, Sarkozy ha amenazado en varias oportunidades con poner de patitas en la calle a los periodistas que él estima que no le son favorables. "Quiero un país en el que nadie tenga miedo, en el que los franceses puedan librarse de los miedos que les preocupan".

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