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Un intelectual británico contra un vaquero rústico

Gordon Brown viajó ayer a Washington para su primera reunión como primer ministro británico con el presidente George Bush, insistiendo en la necesidad de una conexión tan estrecha como sólida con el aliado americano.

En declaraciones a los periodistas que le acompañan, Brown se esforzó por acallar a quienes dicen o esperan que su llegada a Downing Street permita a la política exterior británica tomar distancia frente a las posiciones de EE UU, sobre todo en lo que respecta a Irak.

"Yo he sido siempre un atlantista y un gran admirador del espíritu empresarial de EE UU", afirmó Brown. "He ido frecuentemente a Estados Unidos, donde tengo muchos amigos. Voy a hacer esfuerzos por solidificar aún más nuestra relación privilegiada con Estados Unidos".

"Mantener una relación fuerte con Washington -nuestra relación bilateral más importante- forma parte claramente del interés nacional británico", añadió Brown.

El primer ministro, que sucedió a Tony Blair el pasado 27 de junio, quiere "sostener la asociación histórica alrededor de los objetivos comunes que unen a nuestros dos países".

Su portavoz, Michael Ellam, ha precisado que Darfur y la congelación de las negociaciones en el marco de la Organización Mundial del Comercio (OMC) serán los primeros temas que abordarán Bush y Brown. Sobre la situación en Irak, Ellam comentó: "Estoy convencido de que abordarán esta cuestión. El abanico de temas será muy amplio".

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Sin renegar de la guerra, Brown, días antes de convertirse en primer ministro, se distanció de Tony Blair al admitir de forma implícita que el Gobierno de Londres utilizó políticamente los servicios secretos para justificar la invasión. Brown quiso también diferenciarse de su predecesor, que nunca criticó a la Administración de Bush.

Con ocasión de este primer encuentro entre Brown y Bush, todos sus gestos y todos sus comentarios serán observados muy de cerca por los analistas para descubrir la más mínima fisura en las relaciones. A principios de julio, uno de los ministros más próximos a Brown dejó entrever una inflexión de la relación entre Londres-Washington en un discurso crítico hacia la política exterior estadounidense.

Sin embargo, Brown destacó ayer que la historia, los valores y los ideales comunes ligan a los dos países y les sirven para hacer frente a los desafíos contemporáneos. "Debemos reconocer la deuda del mundo con EE UU por su liderazgo en la lucha contra el terrorismo", declaró Brown, que ni siquiera en ese intento de acercamiento quiso mencionar a George W. Bush.

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