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México DF (México) / Curitiba (Brasil): Un sistema que une el centro con la periferia

En Ciudad de México, donde también se llama metrobús, los vehículos atraviesan la metrópoli de norte a sur. Sus cerca de 20 millones de habitantes pueden recorrer por 3,50 pesos (0,23 euros) los 19,7 kilómetros de la avenida de los Insurgentes. Su carril reservado, separado del resto de la calzada por pivotes alargados, es más similar al tradicional carril-bus que al proyecto de vía exclusiva de Aguirre. En cada vehículo caben 150 viajeros. Transporta a más de 8.000 personas por hora.

Por su parte, Curitiba, una ciudad de más de 3,5 millones de habitantes del Estado brasileño de Paraná, presume de ser la ciudad más biosostenible del mundo. Parte de su éxito se debe a la reforma radical del sistema de transportes iniciada a finales de los sesenta del siglo pasado. El método es muy parecido, pero más amplio, que el futuro metrobús madrileño. Pero el sistema brasileño, llamado trinario, no consta sólo de carreteras para autobuses en las afueras. Estas vías empalman con el equivalente a los carriles-bus del centro, lo que permite cruzar la ciudad sin sufrir las interferencias del resto del tráfico rodado. Por el trinario, cerrado físicamente a otros vehículos, discurren autobuses articulados con capacidad para 270 viajeros y plenamente accesibles en todo el recorrido. La red se extiende 56 kilómetros de norte a sur. Gracias a este sistema, el transporte público ha pasado de cuatro a 20 kilómetros por hora. Por su rapidez, se conoce como el ligeirinho. Y todo impulsado mayoritariamente por biodiésel.

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