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El conflicto de los Balcanes

Del Ponte deja La Haya dolida por no atrapar a Karadzic

Isabel Ferrer

Carla del Ponte, fiscal jefe del Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugoslavia (TPIY), abandonó ayer su cargo con la desilusión del deber cumplido a medias. Después de ocho años de perseguir a los criminales de las guerras que asolaron los Balcanes en los noventa, no ha conseguido que Serbia entregara a los dos prófugos más famosos de la justicia internacional, Radovan Karadzic y Ratko Mladic.

Acusados ambos de genocidio por la muerte de 8.000 varones musulmanes en Srebrenica en 1995, la jurista dejó paso ayer a su sucesor, el belga Serge Brammertz, confiando en que éste los persiga con energía.

"Mi mayor recelo es que la política se imponga a la justicia y ambos sigan huidos manchando el gran trabajo realizado por el TPIY", dijo Del Ponte.

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Sus palabras pudieron interpretarse como una crítica ante la posibilidad de que la comunidad internacional afloje su presión al respecto para compensar a Belgrado ante la eventual independencia de Kosovo, hoy provincia serbia.

En su despedida, Del Ponte pidió mayor protección para las víctimas. La fiscal consideró que la detención del ex presidente serbio Slobodan Milosevic fue "el momento álgido de su trabajo", y su muerte, el más oscuro.

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