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El nuevo eje franco-británico

Londres y París impulsan la energía nuclear

La cumbre de Brown y Sarkozy adoptará medidas contra la inmigración ilegal

La voluntad política de creciente cooperación entre el Reino Unido y Francia va a traducirse en un acuerdo para impulsar conjuntamente una nueva generación de centrales nucleares y exportar esa tecnología al resto del mundo.

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Según adelantaba ayer el diario The Guardian, Gordon Brown y Nicolas Sarkozy lo confirmarán durante un encuentro bilateral fijado para el próximo jueves y que ha sido bautizado como la "cumbre del Arsenal", porque tomará como escenario el estadio de los Emiratos, que el conocido club de fútbol estrenó el año pasado. La cita primer ministro británico y del presidente francés se enmarca en la visita de Estado que Sarkozy iniciará el miércoles con su esposa, Carla Bruni.

El proyecto de imprimir un nuevo impulso a la energía nuclear entronca con los planes anunciados por Brown el pasado enero para promover la apertura de nuevas plantas en su combate contra el impacto climático de la contaminación. En el trasfondo de su decisión, que supone un cambio radical en la política energética del Gobierno laborista, subyace la inquietud por el alza de los precios del petróleo y la caída de la producción de crudo en el mar del Norte. Los británicos pretenden aprovechar la dilatada experiencia en ese campo de Francia, cuya avanzada industria nuclear provee el 79% del suministro de electricidad, frente a tan sólo el 20% en el caso de Reino Unido, cuyas centrales han quedado obsoletas (la última cerrará sus puertas en 2035).

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Brown ha dado vía a las demandas del sector privado (no habrá financiación pública), encabezadas por el gigante energético francés EDF, junto a la alemana E.ON y la británica Centrica. El pacto franco-británico prevé la venta de este tipo de instalaciones a terceros países durante los próximos 50 años. La propuesta cuenta con el apoyo de la oposición conservadora, pero ha merecido la crítica de la tercera fuerza parlamentaria, los liberaldemócratas, y de los grupos que denuestan la energía nuclear como cara, sucia y peligrosa. La cuestión sigue dividiendo a los británicos, que, según las recientes encuestas, apoya la energía nuclear en un 44%, frente al rechazo de un 37%.

Horas después de que Sarkozy ejerza de invitado de la reina en un banquete en el palacio de Buckingham se producirá el cara a cara con Brown, la reunión de dos socios europeos cuya fotografía pretende subrayar el distanciamiento del presidente galo del tradicional eje franco-alemán.

Ambos divulgarán también un paquete de medidas, según The Guardian, destinadas a poner freno a la inmigración ilegal, que incluyen vuelos chárter, con origen en el Reino Unido y escala en Francia, para repatriar a los indocumentados de forma voluntaria o forzosa. Los dos países han acordado doblar el volumen de registros en sus respectivos puertos (un millón durante el año 2007) e incrementar la dotación de agentes encubiertos para detectar a las bandas que trafican con los ilegales. Asimismo confirmarán que se han desechado los planes para levantar una reedición del campamento de Sangatte en Calais, que llegó a concentrar a decenas de miles de refugiados hasta su cierre en 2002.

Planta de reciclaje nuclear de Sellafield, en Reino Unido, en 1995.
Planta de reciclaje nuclear de Sellafield, en Reino Unido, en 1995.EPA

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