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El conflicto de Oriente Próximo

Obama propone una nueva política de EE UU hacia Teherán y sus aliados

McCain dice que el senador demócrata muestra "ingenuidad e inexperiencia"

Antonio Caño

Sumergido de repente en un debate muy delicado sobre los aspectos más profundos de la política exterior norteamericana, Barack Obama insistió ayer en la necesidad de establecer un diálogo con Irán y de buscar fórmulas nuevas de reconducir la actual estrategia radical de organizaciones como Hamás y Hezbolá, enemigos de Washington hoy, pero vitales en la creación de una cierta estabilidad en Oriente Próximo. Al mismo tiempo, Obama aseguró que eso no equivale a una negociación sin condiciones ni a aceptar los términos en los que Irán o los terroristas pretendan imponer la paz.

"Hay que pasar la página de una política que sólo ha fortalecido a Irán"
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"Soy candidato a la presidencia para cambiar el rumbo de nuestra política exterior, no para continuar con la política de George Bush", manifestó ayer Obama, con una inhabitual insignia de la bandera estadounidense en su solapa, en un acto electoral en Dakota del Sur.

"Es tiempo de pasar la página de ocho años de una política que sólo ha conseguido fortalecer a Irán y no ha hecho más seguro a Estados Unidos ni a nuestro aliado Israel", añadió el candidato demócrata en un comunicado de respuesta a las declaraciones hechas el jueves en Jerusalén por Bush, en las que comparaba veladamente la voluntad negociadora de Obama con la política de apaciguamiento conducida por el Gobierno británico con Hitler con el propósito de evitar la II Guerra Mundial.

La comparación entre el diálogo ofrecido por Obama a Irán y la política de apaciguamiento ha irritado profundamente a los demócratas y le ha dado a la campaña electoral un súbito toque de trascendencia. "Es intolerable", exclamó el senador Joseph Biden. "Bush ha puesto en juego la dignidad del cargo de presidente", advirtió la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi.

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El candidato republicano, John McCain, dijo que "Bush tiene razón", pero cuando se le preguntó si Obama era un apaciguador, contestó que las propuestas negociadoras de Obama "demuestran ingenuidad, inexperiencia y falta de juicio".

En medio de una campaña electoral dominada en general por pequeños detalles de menor relevancia, este debate es crucial. ¿Está realmente un posible presidente de Estados Unidos proponiendo el apaciguamiento con Irán y el acomodo con Hamás y Hezbolá? El columnista David Brooks se lo pregunta directamente al candidato en su columna de ayer. "Hamás y Hezbolá", contesta Obama, "se han metido en un callejón de violencia que debilita sus legítimas reivindicaciones". "Pero si deciden cambiar", añade, "nosotros vamos a reconocerlo. Eso es una evolución que deberíamos de reconocer".

En cuanto a Irán, Obama admite: "Si tus oponentes están buscando tu destrucción, es difícil sentarse a la mesa con ellos... Pero podemos animar a los protagonistas a pensar en términos prácticos y no en términos ideológicos". "Podemos reforzar a los elementos que está haciendo un cálculo pragmático", añade el candidato demócrata. Obama aseguró ayer en su discurso en Dakota del Sur que la sugerencia hecha por los republicanos de que pretende negociar con terroristas es "una calumnia y una táctica para meter miedo a los ciudadanos". Su objetivo auténtico, según explicó, es adoptar lo que llamó "diplomacia directa" para ofrecer a Irán una alternativa: "Renunciar al programa nuclear e incorporarse a la comunidad internacional o quedar condenado al aislamiento".

El candidato demócrata no ha dado hasta ahora muchas indicaciones de en qué consiste esa "diplomacia directa", pero ayer puso como ejemplo "lo que Kennedy, Nixon y Reagan hicieron, usar todos los elementos del poder norteamericano para presionar a países como Irán o como Siria". Obama insistió en que pretende seguir la máxima de John Kennedy: "No hay que tener miedo a negociar sino a negociar con miedo". Después de sus conversaciones, David Brooke llegó a la conclusión de que la política exterior que ofrece Obama le recuerda más a la del primer George Bush y James Baker.

John McCain, a la izquierda, y Barack Obama, en una imagen tomada en Washington el año pasado.
John McCain, a la izquierda, y Barack Obama, en una imagen tomada en Washington el año pasado.AP

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