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El 'método Buffet'

Claudi Pérez

En la distancia corta, Warren Buffet hace gala de un punto de sentido del humor y, sobre todo, derrocha sentido común. Tras el mito del gurú hay un hombre racional, muy seguro de sí mismo y con un formidable bagaje financiero y de gestión.

Las crisis no le asustan. "Le tengo cariño a 1929; yo fui concebido ese año, y siempre he tenido una sensación agradable con el crack", aseguró hace unos meses. Buffet siempre ha sido un apasionado de las finanzas: a los 11 años realizó su primera inversión, después de haber leído todos los libros sobre el tema en la biblioteca de su ciudad. Tras una breve experiencia de trabajo en Nueva York, en 1956 decidió volver a Omaha, una ciudad de unos 400.000 habitantes, de donde ya no se ha movido. A pesar del dinero, Buffet mantiene un estilo de vida sencillo: vive en la misma casa que compró hace 40 años, conduce su propio coche y cobra unos 100.000 dólares al año como primer ejecutivo de su compañía, muy lejos de los sueldos estratosféricos de Wall Street.

Con su peripecia en Berkshire, Buffet se ha convertido en el hombre más rico del mundo y en uno de los más piropeados. "Es una persona que ve en un cuarto oscuro", dice de él su hermana. "Es lo más próximo a un genio de la inversión que ha visto el mundo moderno", según el Nobel Paul Samuelson. Pero lo más interesante es lo que suele decir el propio Buffet. Su filosofía de inversión -basada en las enseñanzas de Benjamin Graham, su profesor en Columbia- aparece puntualmente cada año en las cartas a los accionistas de Berkshire, un auténtico acontecimiento económico conocido como el Woodstock del capitalismo. "Las escribo para que las entiendan mis dos hermanas", decía al respecto tras la entrevista, en Madrid. Resume su arte en tres consejos: "Las acciones son parte del negocio, no simplemente símbolos. El mercado de valores nos sirve, y no viceversa. Y hay que buscar siempre un margen de seguridad en la inversión, por lo que pueda pasar. Dentro de cien años esos tres consejos seguirán valiendo".

Buffet sonríe a menudo, y ése es también un distintivo de su forma de pensar. "Regla número uno: nunca perder dinero. Regla número dos: nunca olvidar la regla número uno". Parece fácil.

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Sobre la firma

Claudi Pérez
Director adjunto de EL PAÍS. Excorresponsal político y económico, exredactor jefe de política nacional, excorresponsal en Bruselas durante toda la crisis del euro y anteriormente especialista en asuntos económicos internacionales. Premio Salvador de Madariaga. Madrid, y antes Bruselas, y aún antes Barcelona.

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