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Análisis:ANÁLISIS | La lucha contra el terrorismo
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

ETA perdió la última tregua

Luis R. Aizpeolea

La desarticulación, ayer, de gran parte del comando Vizcaya, el principal reducto activo que le quedaba a ETA, lleva a la conclusión de que la banda perdió la tregua que inició en marzo de 2006 y rompió en junio de 2007. Un año después, está mucho más debilitada. Cuando ETA anunció el 6 de junio del año pasado que "todos los frentes estaban abiertos", causó una gran preocupación en la sociedad y en los mandos de la lucha antiterrorista. ETA tenía a su disposición cinco comandos: uno en Francia; el Andalucía; el Urederra, para Guipúzcoa y Navarra; el Elurra, que perpetró el atentado de la T-4 de Barajas (Madrid) y el Vizcaya. Y nadie se atrevía a pronosticar cuál podía ser el resultado de su nuevo desafío.

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ETA aspiraba, en junio de 2007, cuando rompió la tregua, a repetir una campaña similar a la que siguió a la ruptura de la tregua de octubre de 1998, consumada en noviembre de 1999. En aquella campaña, ETA, que disponía de comandos en Andalucía, Madrid, País Vasco y Cataluña, asesinó en un solo año, de enero a diciembre de 2000, a 23 personas -buscando un gran impacto social, al elegir como víctimas a Fernando Buesa, Ernest Lluch, José Ramón Recalde...- y cometió 63 atentados en toda España. A las Fuerzas de Seguridad del Estado les costó más de tres años contener la campaña etarra. En mayo de 2003, ETA cometió el último atentado al asesinar a dos policías nacionales en la localidad navarra de Sangüesa. En los meses anteriores, las fuerzas policiales fueron desarticulando los comandos de Andalucía, Cataluña, Guipúzcoa...

Tras la ruptura de la tregua en junio de 2007, ETA, en un año, ha matado a cuatro personas, frente a las 23 del año 2000. Pero, sobre todo, en un año han caído todos los comandos que puso en marcha en junio pasado: el de Francia; el de Andalucía; el de Guipúzcoa y Navarra; el que atentó contra la T-4 de Barajas y, ahora, el Vizcaya. La suma de detenidos en ese tiempo es de 306. Además, hace dos meses, el 20 de mayo, fue detenido en Burdeos (Francia) Javier López Peña, el principal responsable de la ruptura de la tregua en junio de 2007.

La conclusión inmediata de estos hechos es la progresiva debilidad de ETA, cuyos activistas son detenidos en un plazo cada vez más breve. El ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, lo puso ayer de manifiesto con una comparación entre el tiempo de actividad de un comando hoy respecto al pasado. Recordó cómo el comando Vizcaya, desarticulado ayer, ha tenido una vida de sólo 11 meses, desde que inició su actividad en agosto de 2007, con un atentado contra el cuartel de la Guardia Civil de Durango (Vizcaya). En el pasado, los comandos duraban años.

Lo que Rubalcaba no dijo ayer, pero insinuó, es que las Fuerzas de Seguridad del Estado han aprendido mucho de ETA y su funcionamiento interno y que en la etapa de tregua el trabajo de inteligencia de la lucha antiterrorista siguió en activo. Un trabajo que ha facilitado que un año después de que ETA cometiera el gravísimo error de perder la oportunidad de diálogo que le ofreció el Gobierno, su principal dirigente, López Peña, esté detenido y los comandos que entraron en funcionamiento, tras romper la tregua, estén desarticulados.

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La debilidad de ETA se completa con la de su entorno político, descabezado en octubre; con numerosos presos desmoralizados; con una cooperación internacional con el Gobierno español que se amplía, con detenciones en Francia, México, Reino Unido y Canadá. Todo ello tiene mucho que ver con el aislamiento político internacional de ETA. Ni el IRA ni el Congreso Nacional Africano le apoyan tras su comportamiento en el proceso de final dialogado del terrorismo que le ofreció el Gobierno. Por eso, ETA perdió la última tregua.

De ahí que, ayer, el ministro del Interior, respaldado por todos los partidos democráticos, en una unidad antiterrorista recuperada, llamaba a ETA a desistir con una insinuación sobre sus diferencias internas: "Algunos parece que van siendo conscientes de esta situación absolutamente irreversible. ¿El resto? Cuanto antes se den cuenta mejor para ellos y para todos".

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