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Reportaje:TOUR 2008 | El séptimo español que conquista París

"Los sueños también llegan de mayor"

Sastre, de 33 años, se siente "realizado" con un triunfo alcanzado gracias a sus tres mandamientos: ilusión, respeto y sacrificio

Eleonora Giovio

En Alpe d'Huez se besó la camiseta como el futbolista que acaba de marcar un gol. Ayer, en Saint-Amand-Montrond, se santiguó y lanzó el dedo índice hacia el cielo, como el que sabe que ha ganado el partido más importante y lo quiere compartir con alguien. Carlos Sastre no es un hombre demasiado expresivo -ni siquiera ayer apareció algo semejante a una sonrisa en su rostro-, no es un hombre de gestos. Pero sí de ilusión, respeto y sacrificio. Son sus mandamientos, los que cuelgan de una pared de su dormitorio.

Ilusión la que le generó siempre el Chava Jiménez, su cuñado. El respeto, el que le inculcó Manolo Saiz, su primer director cuando se pasó al profesionalismo. Y el sacrificio, el que le enseñó Laurent Jalabert, quien le aconsejó entrar en las filas del CSC. Son las tres personas que Sastre citó ayer en la rueda de prensa posterior a la contrarreloj, las que han marcado su carrera deportiva. Antes de empezar a hablar abrió una bolsa de gominolas y, sonriendo, se excusó diciendo que eran "las primeras del Tour".

La ilusión se la inculcó el 'Chava' Jiménez: "Es una victoria de los dos"
El respeto, Saiz: "Las bases para ser un buen ciclista las aprendí con él"
El sacrificio, Jalabert, que le aconsejó entrar en el CSC
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"Me siento realizado. Dicen que los sueños se cumplen sólo cuando eres niño, pero parece que llegan también cuando te haces mayor", comentó a sus 33 años. ¿Y ese gesto en la línea de meta?, le preguntaron. "Es para alguien que siempre me ha ayudado y ha estado cerca de mí. El Chava me hizo ver la realidad de este deporte. Es quien que más me ha enseñado y más me ha hecho llorar en mi vida", relató.

El Chava, su cuñado, ex ciclista, murió cuando estaba en un centro de desintoxicación intentando curarse de sus problemas con las drogas. Los mismos problemas contra los que quiso luchar el padre de Sastre. Creó un equipo ciclista en El Barraco (Ávila) para que los jóvenes se engancharan al deporte y encontraran allí una vía de escape. "La derrota del Chava fue querer ganar esta carrera y hoy es una victoria de los dos. Siempre soñé con que cruzáramos los dos juntos la línea de meta", continuó Sastre.

Por un día, el español dejó de lado la cantinela sobre el bien del equipo, sobre el sacrificio del equipo y el trabajo del equipo. No repitió la palabra más apreciada por Bjarne Riis más de dos veces. Primero, como parte del secreto de su gran rendimiento. "Si he conseguido mantener el maillot ha sido gracias a tres factores: el mental, el equipo y mi forma", dijo. Y destacó también que si ha ganado el Tour ha sido gracias al egoísmo -"sólo hemos pensando en nosotros mismos"- y la capacidad de tomar las decisiones correctas en los momentos oportunos.

Alguna de ellas puede que se remonten a hace años, cuando pasó a profesional y se encontró con Saiz, su director en el Once. "Las bases para ser un buen ciclista las aprendí con él. Por mucho que tuviéramos puntos de vistas muy diferentes, fue la persona que me enseñó a sufrir en la bicicleta". Sus caminos se separaron muy pronto. Sastre siempre se quejó -ayer volvió a hacerlo- de que muy pocas veces se le puso a disposición un equipo: "Siempre tenía que ayudar a los demás".

Por eso decidió buscarse la vida. Recaló en el CSC gracias a Jalabert, del que también se acordó ayer. "Es el ciclista del que más he aprendido. Con él me llevé una grandísima sorpresa. Me impresionó su tranquilidad. Siempre estaba relajado y se veía que disfrutaba con su trabajo. Sabía lo que quería. Me enseñó a disfrutar del ciclismo. Lo intenté yo también y he aprendido a hacerlo este año", confesó.

El año en el que no se esperaba para nada llegar a París vestido de amarillo, pero también el año en el que era consciente de que, en un Tour de transición, tenía la oportunidad de su vida. "Venía preparado física y mentalmente mejor que nunca, más motivado que nunca. Hice todo para llegar en las mejores condiciones", recordó.

Sastre habló también de dopaje y de escándalos lamentando que haya tramposos en el mundo de la bicicleta. El corredor del CSC tiene claro que "hay gente en el ciclismo que se sacrifica por lograr sus sueños, sus metas, y lo hace de forma sincera, honrada y trabajadora". Hoy, uno de esos ciclistas sacrificados rubricará su sueño en París.

Carlos Sastre, en el podio, se coloca el <i>maillot</i> amarillo  al término de la contrarreloj de ayer.
Carlos Sastre, en el podio, se coloca el maillot amarillo al término de la contrarreloj de ayer.REUTERS

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Sobre la firma

Eleonora Giovio
Es redactora de sociedad especializada en abusos e igualdad. En su paso por la sección de deportes ha cubierto, entre otras cosas, dos Juegos Olímpicos. Ha desarrollado toda su carrera en EL PAÍS; ha sido colaboradora de Onda Cero y TVE. Licenciada en Ciencias Internacionales y Diplomáticas por la Universidad de Bolonia y Máster de EL PAÍS.

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