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El nuevo mapa energético

La gasista culmina su sueño de unirse a una eléctrica tras dos fracasos

El grupo será la tercera empresa de servicios, con 18.000 millones de ingresos al año

Gas Natural acaricia por fin el futuro que lleva una década augurándose en vano, donde se dan la mano los negocios del gas y la electricidad. Su apuesta por los ciclos combinados, que generan electricidad quemando gas, ha permitido a la gasista que controlan La Caixa y Repsol asomarse al negocio eléctrico, pero la compra de Unión Fenosa le permite resolver su talón de Aquiles estratégico, al crear "un operador integrado". Eso fue lo que subrayó ayer en su comunicado Ricard Fornesa, presidente de Criteria, brazo inversor de la caja. Será la tercera utility española, con 18.000 millones de ingresos, un resultado bruto operativo (EBITDA) de 4.600 millones, 20,4 millones de clientes (9,4 de ellos en España) y una fuerte presencia en España y Latinoamérica. Sin contar la reacción del mercado y la macroampliación prevista, Gas Natural vale en Bolsa casi 15.000 millones.

"Hubo unanimidad en que había que actuar deprisa, para evitar una subasta"
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Gas Natural compra Unión Fenosa

Unión Fenosa no era la niña bonita de Gas Natural, aunque siempre se ha perfilado como la operación más digerible de las muchas combinaciones que se han estudiado en los últimos años, en las que la gasista ha salido escarmentada de dos batallas de infarto por Iberdrola (2003) y, sobre todo, por Endesa (2005). Pero esta vez, no hay oferta hostil.

La operación se ha resuelto en dos semanas: todo "se activó" cuando ACS dejó claro que su estrategia pasaba por vender su paquete del 45,3% en Fenosa, y que no habría operación con Iberdrola, de la que Gas Natural ha estado eternamente enamorada, antes y después de su lucha a muerte por Endesa.

"Nos sentamos y dijimos: ¿Qué hacemos ahora? Hubo unanimidad en que había que actuar muy deprisa. Si dábamos tiempo a ACS para que organizara un concurso de belleza al que hubieran acudido los pesos pesados del sector en Europa hubiera sido una subasta muy complicada para nosotros", explican fuentes implicadas en la negociación. La gasista ha podido actuar deprisa porque ha estudiado durante años Fenosa y su transformación de los últimos años. Ha sido presa intermitente.

Cuando, antes de acabar en manos de ACS, el Santander puso en el escaparate su participación en Fenosa, Gas Natural miró para otro lado. Claro que en 2005, la gasista se las tenía con Endesa, con su ex presidente Manuel Pizarro, con su pobre oferta económica, con el PP, con la competencia de E.ON y la actitud errática del Gobierno español, que esta vez sí podrá hablar de "solución española". El verano pasado, Fenosa sí estuvo sobre la mesa de La Caixa.

La estrecha relación entre Florentino Pérez y el presidente de la caja, Isidro Fainé, ha sido clave para que ACS cerrara oficiosamente el trato. El director de La Caixa, Juan María Nin, ha jugado sus hilos en Fenosa, que conoce bien desde su etapa en el Hispano y se ha encargado del análisis técnico financiero.

Una operación con Iberdrola, que preside Ignacio Sánchez Galán, no hubiera podido ser una compra, sino una integración en la que Repsol y La Caixa hubieran tenido un peso importante. Una operación complejísima que pilla a la gasista algo cansada. Iberdrola es la mayor eléctrica española por valor bursátil (vale 42.500 millones seguida de Endesa con 30.820 millones). Es decir, casi tres veces más que en marzo de 2003, cuando la gasista que preside Salvador Gabarró y dirige Rafael Villaseca se abalanzó sobre ella. El reparto de poder, el tira y afloja por las sedes y los personalismos desdibujaron una eventual Ibergas. Para Gas Natural fue ayer un alivio el mensaje oficioso pero tranquilizador que llegó de París: la francesa GdF-Suez, accionista suyo con un 11,3% e interesada en reforzarse en España, "no le ve el sentido" a ninguna guerra paralela para hacerse con Fenosa.

Antonio Brufau, presidente de Repsol, a la izquierda, e Isidro Fainé, presidente de La Caixa, ayer.
Antonio Brufau, presidente de Repsol, a la izquierda, e Isidro Fainé, presidente de La Caixa, ayer.EFE

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